Nuria Triguero
Viernes, 10 de junio 2016, 00:51
Si el sector de la vivienda fue demonizado durante la crisis, en la escala de los activos inmobiliarios los suelos se convirtieron en los últimos parias . Nadie quería oír hablar de operaciones con terrenos; y con razón, pues los precios habían alcanzado cotas demenciales y las perspectivas de iniciar nuevas promociones eran nulas. Pero las cosas han cambiado. El interés de los inversores por comprar suelo está creciendo conforme se consolidan las señales de reactivación del mercado de la vivienda. Y Málaga es uno de los focos de este interés. El año pasado se realizaron transacciones de terrenos urbanos en la provincia por valor de casi 209 millones de euros, lo que la sitúa tercera en el ranking nacional por detrás de Madrid y Barcelona. Así lo refleja la estadística del Ministerio de Fomento. La mitad de las operaciones de suelo (en términos de valor) se concentran en estas tres provincias (Madrid acapara un 27% del total, Barcelona un 11% y Málaga un 7%).
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Los precios, en consecuencia, están en claro despegue. En el cuarto trimestre de 2015 el valor medio del metro cuadrado de suelo urbano en Málaga se situó en 254,2 euros, un 19% más que doce meses antes.
Hace un par de días este periódico publicaba una noticia que da idea de la temperatura que está adquiriendo el mercado de suelo: un fondo inversor americano ha comprado un solar que estaba considerado la joya de la corona de Teatinos, antes en manos de Inmobiliaria Echevarría, y donde construirá 300 viviendas. El goteo de operaciones es constante, tanto en la capital como en la Costa del Sol. Ayer, en un encuentro empresarial organizado por la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga, el director nacional del Área de Negocio Inmobiliario de Caixabank, Carlos Casanovas, confirmaba que hay «una activación importante de la compraventa de suelos finalistas urbanos» y destacaba el papel protagonista de los «nuevos actores del mercado inmobiliario», léase fondos de inversión, family offices y cooperativas, entre otras figuras que ahora hacen sombra al clásico promotor.
Casanovas puso matices a este despertar del mercado de suelo. Ya no se vende cualquier terreno, ni mucho menos. Los inversores sólo se fijan en activos de primerísimo nivel y sin ninguna sombra de inseguridad jurídica. Además, sigue habiendo una sustancial diferencia con la situación precrisis: las entidades financieras mantienen la consigna de no financiar la compra de suelo. «Esta sigue siendo la norma general; ahora bien, siempre hay excepciones en las que se pueden buscar soluciones imaginativas», afirmó el directivo de Caixabank.
Lo cierto es que la jornada de ayer, celebrada en el Museo Carmen Thyssen, ofreció una foto inédita desde antes de la crisis: la de promotores y bancos dialogando sobre el futuro del sector. Y es que los empresarios de la construcción han estado varios años prácticamente desterrados de las sucursales bancarias. Pero ahora la financiación de vivienda tanto a promotor como a comprador final vuelve a ser un negocio apetecible; eso sí, con todas las precauciones del mundo. «Patrocinamos encuentros como éste porque estamos al lado del sector. Es cierto que tenemos que ver operación por operación, pero tenemos una apuesta clara: nuestra entidad tiene compromiso de inversión de 1.200 millones de euros para más de 300 proyectos», explicó Casanovas ante un auditorio compuesto por la flor y nata del ladrillo malagueño, incluidos los dueños de Sando, Vera, Edipsa, Myramar, Peñarroya y Braser. También intervino Tomás Nicolau, director del Área de Negocio de Sociedad de Tasación, con una radiografía de los precios de vivienda en España que resumió en las palabras «estabilidad» y «optimismo».
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Ayer precisamente se conocieron los datos de compraventa de viviendas del mes de abril, que marcó un máximo no alcanzado en Málaga desde el año 2008. Durante dicho periodo se firmaron 2.362 operaciones de compraventa, lo que representa un aumento del 23% respecto al mismo mes de 2015. Con este dato, Málaga se situó como la cuarta provincia española con más actividad inmobiliaria, tras Madrid, Barcelona (3.844) y Alicante. En el acumulado de los cuatro primeros meses de 2016 se han vendido en la provincia 8.535 viviendas, 452 más que durante el mismo periodo de 2015, un 5,6% más.
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