Iván Gelibter
Domingo, 15 de mayo 2016, 01:50
En 1901, el Desfiladero de los Gaitanes contó por vez primera con su Caminito, aunque aún no fuera 'del Rey'. Fueron marinos quienes ensamblaron aquel camino primitivo que apenas se asemejaba al actual, atados a cuerdas desde lo alto del acantilado y suspendidos en el vacío.
Publicidad
En 1921, y con motivo de la inauguración del gran pantano de El Chorro, su constructor, Rafael Benjumea, vio en el precario caminito de tablas de madera una oportunidad de sorprender al monarca Alfonso XIII, que acudiría a poner la última piedra.
Durante la gran obra decidió dar un paso más allá: retiró la vieja estructura y la cambió por cemento y vigas de tren como soporte. «El caminito puede considerarse una operación publicitaria de Benjumea para poner en valor la presa», explica Isabel Bestué, arquitecta y autora del libro 'Salto hidroeléctrico del Chorro. Estudio para la restauracion del 'Caminito del Rey'.
Los obreros del Caminito, así como de la presa, vivían por aquel entonces en el valle existente entre los Gaitanes y Gaitanejo. Ese era el caso de Manuel Rabaneda, uno de esos trabajadores de los años 10, y cuyos descendientes le rindieron ayer un homenaje con su visita al enclave natural, en el que participaron 36 personas de varias generaciones, incluso varios tataranietos de Rabaneda.
Lo curioso, además, es que estos descendientes no viven precisamente en Ardales, sino que se trata de varias familias que emigraron a distintas zonas del norte de España, como Bilbao o Gerona; lugares desde los que han acudido este fin de semana para estar todos juntos en uno de los enclaves turísticos más reconocibles de toda España.
Publicidad
Rafi, que ha vivido toda tu vida en Bilbao, es nieta de Rabaneda, y explica que toda la vida ha escuchado la historia de que su abuelo había participado en la construcción del recorrido. «De pequeña, cuando veníamos a Málaga, recuerdo haber hecho ese camino, y hablo de hace más de 50 años», relata. «Después, hace unos 30, regresamos, y el Caminito ya no se podía atravesar. Desde entonces que me he preguntado que por qué no lo arreglaban y se aprovechaba como reclamo turístico», asegura.
En el día de ayer, 36 miembros realizaron el recorrido, y aquellos a los que les daba algo de miedo esperaron en Carratraca para celebrar con un almuerzo este reencuentro. «Nos hemos juntado las familias Mayo, Llanos, Garrido, Lima y Bellido; todas las que nos fuimos. Ha sido emocionante volver aquí y encontrar parte del legado de mi abuelo en tan buen estado. Espero que lo sigamos repitiendo siempre que podamos», concluye.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.