Ignacio Lillo
Martes, 26 de enero 2016, 00:36
El Instituto Universitario de Investigación Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos, dependiente de la Universidad de Granada, es un centro de investigación dedicado a la sismología. Entre otras tareas, se ocupa de la instrumentación sísmica, así como a la historia y la prospección geofísica. Mercedes Feriche es la investigadora responsable del área de Prevención del organismo, y aporta las claves de lo que está ocurriendo estos días.
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Llevamos dos terremotos muy seguidos, que se han sentido con fuerza. ¿Es probable que continúen o que sean más graves?
La sismología es una ciencia incierta, no es predecible, es imposible saber si habrá más terremotos. Lo que sí podemos es prevenir sus efectos. El Mar de Alborán tiene un riesgo sísmico moderado, leve, y tendrían una magnitud máxima de entre 6,5 y 7. Los graves son muy esporádicos. No tenemos memoria generacional ni sabemos convivir con ellos. El último terremoto destructor fue en 1884. Fue como el de ayer pero en una zona muy poblada entre Málaga y Granada y dejó más de mil muertos. Hasta ahora no hay memoria como para estudiar la probabilidad. Sí sabemos que cuando hay un terremoto, estos siguen para que la zona geológica vuelva a equilibrarse, que son las réplicas. Pero este es un nuevo terremoto respecto al de la semana pasada.
Pero esta es realmente una zona muy sísmica.
Sí, hay muchos terremotos, pero tan leves que la gente no los percibe. El último ha sido de una magnitud momento de 6,2 y de una intensidad de grado VI, que son los efectos que producen en la Escala Macrosísmica Europea. Como curiosidad, el de mayor magnitud, de 9,5, tuvo una intensidad muy baja porque ocurrió en el desierto de Atacama en 1960.
¿Qué habría pasado si ocurre un seísmo de esta magnitud dentro de la ciudad?
Si fuera de una intensidad de VII se podrían producir daños leves en las estructuras, y graves, en función de la calidad de la edificación. Los terremotos son el mejor control de la calidad de un edificio, pues detecta cualquier carencia, huecos o fallos en el encofrado de un pilar, que sería donde aparecerían las grietas.
¿Qué hay que hacer en caso de vivir un terremoto grave?
Lo primero que caen son los antepechos, los cerramientos y las ventanas. Si está dentro de un edificio, hay que quedarse dentro, y si está fuera, quedarse fuera, no entrar ni salir. La mayoría de las víctimas del terremoto de Lorca lo fueron cuando salían o entraban en las casas. El que está dentro debe meterse debajo de una mesa o de un mueble, y sólo cuando termine, evacuar por la escalera, nunca por el ascensor. Antes, debe tener la precaución de cerrar el agua, el gas y cortar la luz para evitar incendios e inundaciones. También es bueno tener un plan familiar de encuentro, tener un sitio siempre donde quedar todos los miembros. Para comunicarse es mejor no llamar, sino mandar un whatsapp o un SMS, para dejar libres las líneas para las emergencias. En Lorca se bloquearon las líneas y los servicios de emergencia no se podían enterar. Al que le pille fuera debe irse a un lugar despejado, siempre lejos de las fachadas de los edificios, salir de la acera para evitar la caída de ventanas, antepechos y fachadas.
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¿Y ante un tsunami?
Hay más margen de tiempo. Hay que seguir las rutas de evacuación hacia lugares seguros, y si no están marcadas, subir siempre a edificios con más de una cuarta planta de altura, ya que las olas sólo llegarían al primero y al segundo piso. Siempre hay que abandonar las calles, porque el agua no mata, pero sí los golpes de los objetos que arrastra, como piedras, coches y ramas.
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