irene quirante
Sábado, 24 de octubre 2015, 22:51
¡Papá, ya estoy viendo a los blanquitos esos!. Así, con mucha emoción, anunció María, de cinco años, la llegada de los soldados imperiales a la calle Larios. La niña, sentada sobre los hombros de su padre, vestía un disfraz de Darth Vader. El casco lo tenía quitado. No quería perderse ningún detalle. El padre reía con los ojos y con la boca. Pues diles que se den prisa, que ya llevamos un rato, respondía a su hija en tono jovial.
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Una cosa ha quedado clara en la tarde de ayer. Málaga es muy, muy fan de Star Wars. Y gusta por igual a grandes y a pequeños. Los que vieron las películas cuando se estrenaron se han mostrado con el mismo entusiasmo que los que las han descubierto después de más de tres décadas. El segundo desfile, organizado por la Fundación Luis Olivares para concienciar sobre la donación de médula ósea, ha tenido un poder de convocatoria impresionante, propio de Semana Santa o la Cabalgata de Reyes.
Bastante sorprendida, una pareja alemana preguntó a un grupo de adolescentes que esperaba junto a Casa Mira por qué había tanta gente. Los jóvenes, sin saber muy bien cómo comunicarse en otro idioma, repetían torpemente: Its something about Star Wars. Pero los alemanes no acababan de enterarse. Finalmente, uno de los chicos optó por tararear el tema de la marcha imperial. Parece que la música era la respuesta adecuada. Después de despedirse, los turistas buscaron un sitio entre las filas para comprobar qué era lo que realmente había reunido a tanta gente.
Por fin empezó a sonar la orquesta interpretando el tema de la marcha imperial. Inmediatamente, los niños que estaban sentados en el suelo se pusieron de pie, muy pegados a sus padres. Los jóvenes y los adultos buscaron rápidamente los móviles en sus bolsillos para dejar preparadas las cámaras de sus smartphones. Las tropas ya estaba ahí. Nadie disimuló la ilusión que le producía ver pasar ante sus ojos a los personajes de la famosa saga.
Los soldados de la Legión 501 jugaron a interactuar con el público. Dieron las manos a los niños, chocaron los cinco y dedicaron gestos divertidos a los presentes. Los más pequeños se quedaron absolutamente alucinados. Yo soy tu padre o que la fuerza os acompañe fueron algunas de las míticas frases que algunos pillines recitaron a los soldados que pasaron cerca.
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El desfile llegó hasta la Plaza de la Constitución. Allí esperaba paciente Adrián, de 21 años. Se desplazó para la ocasión desde el Arroyo de la Miel y llevaba una camiseta de Yoda. Estaba solo. No localizaba a sus amigos, pero a él le daba igual. Hasta que no vea pasar a Darth Vader no me muevo de aquí. Muy cerca suya estaban Álvaro y Gonzalo, de 12 y 7 años, acompañados de sus padres. Los dos vestían ropas con temáticas de Star Wars. Pero el mayor, además, llevaba un colgante con el símbolo imperial. El padre admitía que tanto él como la madre eran responsables de la afición de los chicos por la saga. Pero ellos nos llevan la delantera con diferencia.
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