J. J. Buiza
Lunes, 24 de agosto 2015, 00:15
Carolina Márquez es de esas jóvenes y brillantes investigadoras españolas que ha tenido que buscarse la vida por otro lado. Este verano se ha convertido en doctora en Ciencias Ambientales tras sacar un sobresaliente cum laude con una tesis que podría convertirse en una poderosa herramienta de trabajo para los especialistas que estudian las especies en peligro de extinción en la Península Ibérica.
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Sin embargo, a sus 33 años las pocas opciones que le han quedado para continuar con su desarrollo profesional en la provincia, cerca de su familia, la han llevado de momento a aparcar su carrera como ambientóloga y ahora trabaja de administrativa en una empresa del PTA. Pero no renuncia a seguir investigando, «aunque sea como hobby», resalta esta joven natural de La Carolina (Jaén), aunque lleva en Málaga desde la época del instituto, años antes de que entrara a formar parte de la primera promoción de Ciencias Ambientales de la UMA.
Fue poco después de acabar la carrera, allá por 2007, cuando obtuvo su primer contrato predoctoral y empezó a trabajar en la línea de investigación que desembocaría en su tesis doctoral: las técnicas de control de deprededores en España en general, con especial hincapié en el uso de cebos envenenados, práctica prohibida desde 1983.
Varias son las conclusiones que Carolina Márquez ha sacado de este exhaustivo estudio, que la han llevado incluso a bucear en archivos históricos desde mediados del siglo XIX, cuando el lobo o el lince no eran especies protegidas en España, sino que eran perseguidas por los daños que ocasionaban a los ganaderos, hasta el punto de que, ya en el siglo XX, se llegaron a crear las llamadas Juntas Provinciales de Extinción de Animales Dañinos y Protección de la Caza.
La propia administración fomentaba la caza de los depredadores. «Hemos llegado a encontrar registros de lince ibérico, de lobos, de águilas imperiales... especies hoy emblemáticas, que son bandera de la conservación, y que hasta el siglo pasado eran perseguidas», relata Márquez.
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En este contexto, no cuesta tanto entender por qué los cebos envenenados siguen siendo un método utilizado por algunos cazadores y un cierto sector de la población rural, hasta el punto de que ha aumentado el número de casos descubiertos en los últimos años, aunque está por ver si ha sido por un repunte de esta práctica o por un mayor esfuerzo a la hora de detectarlos. Es más, se estima que solo se han localizado en torno al 10 por ciento.
Según este trabajo, Andalucía es, junto con Castilla y León y Baleares, la comunidad con más casos. La colaboración de WWF España (Adena) le sirvió para la creación de una gran base de datos y un análisis de información nunca antes realizado. Carolina Márquez resalta que, pese a que los cebos se colocan sobre todo dirigidos a especies como el zorro o pequeños carnívoros, hace estragos principalmente entre las aves rapaces, hasta el punto de ser una de sus principales amenazas. «Los cebos envenenados son la principal causa de regresión de especies como el buitre o el milano, y lo fue para la extinción del quebrantahuesos en Andalucía», asegura.
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Metodo «nada selectivo»
En la tesis, que ha sido supervisada por Juan Mario Vargas (de la UMA), Rafael Villafuerte (del CSIC) y Elvira Martínez (de la Universidad Autónoma de Madrid), se deja constancia de que este método «nada selectivo» se asocia desde los 50 aproximadamente a la protección de la caza, más que del ganado, en el marco de una promoción de la actividad cinegética en las zonas rurales, de ahí que en Andalucía tenga una mayor incidencia en los Sistemas Béticos.
«A España ha tardado más en llegar la mentalidad conservacionista. Porque para mucha gente se pasó radicalmente de fomentar el exterminio de los deprededadores a su conservación», opina esta investigadora, que se muestra ilusionada porque las administraciones u otros expertos puedan sacar jugo de toda la información recopilada en su trabajo, en tanto que se trata de datos históricos y explicativos que pueden indicar qué circunstancias pueden darse tras estos envenenamientos.
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