Málaga Valley analiza cómo atraer ‘startups’ en una edición con poco relieve tecnológico

¿Cómo hacer de Málaga un paraíso para los emprendedores? Esta fue la pregunta de partida en la XVIII Reunión de Presidentes del Club Málaga Valley, que se celebró ayer en el teatro Echegaray con Luis Solana, presidente de Telefónica Open Future, y Javier Rodríguez Zapatero, como voces más autorizadas. Una edición titulada Startup paradise: ecosistema, tecnología y negocio que estuvo falta de relieve internacional de los ponentes y también de cierta coherencia, después de que se produjeran varias incorporaciones y salidas de última hora en el cartel. Presidieron la cita, como siempre, el ideólogo del Club, Javier Cremades, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

Quizá el mensaje más relevante salido de la cita de ayer fue el de Luis Solana al alertar del peligro que supone la cultura de la subvención. El expresidente de Telefónica pidió a las Administraciones Públicas que «no den ni un euro si no va acompañado de un empresario». Esta declaración fue un dardo directo al programa europeo Fiware, que previamente había estado defendiendo en el mismo escenario la directora del programa de investigación e innovación TIC de la empresa Atos, Nuria Lama. Dicha iniciativa comunitaria está concediendo ayudas a fondo perdido a startups que desarrollen aplicaciones web basándose en una plataforma abierta de contenidos digitales auspiciada por la UE para competir con Google y Amazon. La declaración de Solana llama más la atención si se tiene en cuenta que Telefónica es uno de los socios de referencia de la UE en Fiware.

Solana también habló de la necesidad de «darles un empujón» a los parques tecnológicos para que «pasen al siglo XXI» porque a día de hoy funcionan como «simples inmobiliarias». Y criticó que las universidades «no animan a los alumnos a emprender». Vino a coincidir con él el fundador de la Cámara de Comercio Hispano-Israelí, Gil Gidrón, al retratar el sistema que ha llevado a Israel a ser el segundo país del mundo con más empresas en el índice bursátil tecnológico, el Nasdaq: «Esto va de contenido, no de continente. No va de darles metros cuadrados a las startups».

Rodríguez Zapatero centró su breve intervención en defender a su compañía de los ataques que recibe últimamente de la UE y reivindicar que está orgulloso de su trabajo «para que la gente viva mejor». Asimismo, felicitó a los emprendedores malagueños que compartieron sus historias de éxito. Por cierto que ésta fue, quizá, la mayor novedad: a diferencia de anteriores ediciones, marcadas por la escasísima presencia de empresarios malagueños, esta vez las voces locales compartieron protagonismo con los ponentes venidos de fuera. Los representantes de compañías como Freepik, Urban-M, Bolt, Talky Car o Badennova hicieron su aportación al debate sobre cómo aprovechar los atractivos de Málaga (clima, playa, buenas conexiones, Universidad) para atraer y retener talento emprendedor. Un debate que fue dirigido por Conchita Galdón, responsable del espacio de emprendimiento e innovación del del Instituto de Empresa.

En general, el tono de los discursos escuchados ayer en Málaga Valley fue más autocrítico que otras veces. Destacó el mensaje de Pablo Blanes, de Freepik, que reivindicó que «además de buscar talento fuera» hay que conocer y cuidar el «talento oculto» que existe en Málaga, ése que vive al margen de instituciones y de ayudas oficiales (puso de ejemplo a Virustotal) y de donde, en su opinión, «surge la verdadera innovación».

Un tanto descolgada de este debate sobre cómo fomentar la creación las startups quedó la intervención del periodista Pedro J. Ramírez, que presentó su nuevo proyecto editorial, El Español.