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manuel garcía
Miércoles, 18 de marzo 2015, 17:30
Málaga ha despedido esta mañana a su obispo emérito Antonio Dorado Soto durante el funeral celebrado en la Catedral. Los restos mortales de quien encabezó la diócesis malagueña entre 1993 y 2008, que se encontraban desde ayer en la capilla ardiente instalada en la iglesia del Sagrario, han sido trasladados en torno a la una del mediodía hasta el altar mayor del primer templo de la ciudad, donde se ha desarrollado la ceremonia religiosa. El féretro, portado por sacerdotes, ha recorrido en procesión las naves catedralicias, precedido de varios representantes de la Iglesia, de los que algunos se han desplazado expresamente a la capital para asistir a las exequias. Entre ellos se encontraban los cardenales Carlos Amigo y Fernando Sebastián, los arzobispos de Sevilla y Granada, Juan José Asenjo y Javier Martínez, respectivamente; así como el arzobispo castrense de España, Juan del Río; los obispos de Cádiz, Melilla, Ceuta, Guadix y Huelva; el portavoz de la Conferencia Episcopal, José María Gil; y el obispo emérito de Málaga Ramón Buxarráis.
La ceremonia, en la que intervino una coral y el órgano de la basílica, ha sido oficiada por el obispo de la Diócesis, Jesús Catalá. Al inicio de la eucaristía un sacerdote glosó la trayectoria de Dorado como obispo y como persona. «Fue un hombre sencillo, cercano, cordial y con capacidad de escucha. Un hombre entrañable, un obispo dialogante y un gran creyente», dijo. Por su parte, Catalá también recordó la figura del prelado fallecido ayer a los 84 años de edad. «Don Antonio se nos ha adelantado a celebrar la Pascua y ahora inicia otra vida. Por eso le pedimos a la Patrona, la Virgen de la Victoria, que lo acompañe hasta la victoria definitiva y la vida eterna».
Telegrama del Papa
Antes de concluir el funeral, Jesús Catalá agradeció las muestras de condolencias recibidas y leyó un telegrama enviado por el Papa Francisco. «entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia. El Santo Padre ofrece sufragios por el eterno descanso del difunto prelado, a la vez que como signo de fe y de esperanza cristiana en el Señor resucitado, imparte con afecto la bendición apostólica a cuantos lloran la sensible pérdida».
A continuación, el féretro, sobre el que lucía la casulla morada, el báculo y el evangeliario del obispo fallecido durante la misa, fue trasladado en procesión hasta la capilla de la Encarnación del templo catedralicio, donde fueron enterrados los restos mortales de Antonio Dorado, dando por finalizada la ceremonia con un aplauso de los asistentes como muestra de cariño y de despedida.
Al sepelio también han asistido numerosos fieles, feligreses, párrocos, cofrades y autoridades de la provincia que han llenado el templo. Así, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, acompañado de su esposa; los concejales de Urbanismo y Fiestas, Francisco Pomares y Teresa Porras, respectivamente; el subdelegado del Gobierno en la ciudad, Jorge Hernández Mollar; el presidente de la Comunidad Autónoma de Melilla, Juan José Imbroda; la rectora de la UMA, Adelaida de la Calle; y el presidente de la Agrupación de Cofradías, Eduardo Pastor, junto a una gran representación de los hermanos mayores de las cofradías agrupadas, dieron el último adiós a Dorado.
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