Radua Kamal: «He estudiado una carrera y presentado mi tesis, el velo debería ser algo irrelevante»

Nació en Egipto pero con seis meses sus padres se trasladaron a Málaga; él es el imán de la mezquita de Fuengirola, y su madre ama de casa. Con 30 años y casada, es una más de los muchos titulados malagueños y españoles que tienen que buscarse la vida fuera de su país por la falta de oportunidades en España.

Radua reconoce que desde pequeña «tenía las cosas muy claras» y que su futuro estaría en la Medicina. Durante la carrera se dio cuenta de que dentro de las especialidades médicas la Oftalmología era la que más le gustaba. Y a ella se dedicó. Realizó el MIR en el Hospital Virgen de la Victoria entre los años 2009 y 2013 y en este periodo empezó su tesis doctoral, con la ayuda de los doctores José Manuel García Campos y María José Morillo Sánchez, en el Virgen de la Victoria con ayuda del Centro de Investigación Médico-Sanitaria, que depende de la Facultad de Medicina. En 2014 se doctoró, con un trabajo titulado Hallazgos tomográficos en la miopía degenerativa. Un trabajo de investigación con el que se trata de conocer mejor esta enfermedad para luego poder plantear tratamientos adecuados, ya que la tomografía es una prueba diagnóstica de las lesiones de miopía degenerativa relativamente nueva.

Después de terminar su residencia trabajó en el hospital Xanit de Benalmádena, y hace unos meses se marchó a Inglaterra, con un contrato de un año para hacer lo que se conoce como fellowship de retina, una especialización dentro del área de la Oftalmología.

Graduación de doctores

Hace unas semanas hizo un alto en su trabajo para asistir a la ceremonia de graduación de los nuevos doctores, los que defendieron su tesis en el curso pasado. Se extraña de que llamara la atención por acudir con el pelo cubierto del pañuelo o hijab que usan las mujeres musulmanas, y reconoce que en ningún momento ha notado la más mínima discriminación por sus creencias. «Me gusta estudiar, he terminado mi carrera y mi tesis, creo que soy buena en lo que hago, así que el velo debería ser algo irrelevante», señala.

Coincide Radua con la rectora cuando dijo en la ceremonia que tanto talento no se debería desperdiciar. «Para levantar un país lo último que se debería hacer es recortar en investigación, que es el motor de la sociedad», sostiene.

Casada con un economista egipcio, que está estudiando un máster en la UMA, aún no ha tenido tiempo de plantearse tener hijos. Está, dice, en un momento de formación, y por esto aceptó el contrato en Inglaterra. «Aquí sólo hay contratos de días o semanas, para cubrir bajas y poco más, y de esta manera no se sabe qué puede pasar con nuestro futuro», dice. Una de las cosas que más le ha impresionado del Reino Unido es «el gran número de españoles» que hay por todo el país.

Durante los años de doctorado reconoce que ha habido «altibajos», con momentos de desesperación porque parecía que no se avanzaba en el camino planeado. Pero con los directores, amigos y familia se superaron esos momentos y se llegó a un resultado satisfactorio, con una nota en la tesis que defendió en octubre de 2013 de sobresaliente cum laude. «Hay que dedicar mucho esfuerzo y tiempo, que le quitas a tu familia o los amigos y es triste que todo este esfuerzo luego no te sirva para tener un trabajo en tu país», señala. Asegura que se encuentra bien y está aprendiendo mucho en el Torbay Hospital (South Devon Healthcare, NHS Foundation Trust), aunque su ilusión es tener trabajo en España y estar cerca de su familia.