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Ignacio Lillo
Domingo, 7 de diciembre 2014, 02:07
Llegó al cargo en 2009, el año del tornado, y acaba de vivir otro. Entre medio, a José María Sánchez-Laulhé le ha tocado una etapa movida en la provincia, meteorológicamente hablando, con temperaturas cada vez más altas y multitud de fenómenos extraordinarios. Para el director del Centro Meteorológico de Aemet en Málaga no hay duda de que el cambio climático es un problema cada vez más patente.
-Estamos en diciembre y llevamos un año especialmente caluroso.
-Llevamos unas temperaturas superiores a la media y quizás lleguemos a ser un año récord posiblemente, en relación con las medias históricas desde 1942. Estamos 1,6 grados por encima, que es bastante. Las causas son difíciles de decir, pero hay un trasfondo general que es la subida de la temperatura global del mundo por el cambio climático. De hecho, este año también es récord a nivel mundial, por lo que algo corresponde a eso. Luego, claro, en un lugar tan particular como Málaga no todo corresponde al cambio climático, sino a efectos locales y regionales por la propia variabilidad del clima. En la capital, en verano hemos tenido bastante poniente, lo que significa que el aeropuerto ha medido temperaturas bastante altas de terral. Pero en el trasfondo sí está el cambio climático, debido a la actividad humana, fundamentalmente. Cada diez años tenemos que cambiar la referencia de temperatura, porque las de los años 50 y 60 se han quedado desfasadas, y ahora pasaremos a tomar como referencia el periodo 1980-2010.
-La gente ya habla del 'veroño', esta prórroga del verano bien entrado el otoño. ¿Tiene alguna base científica este concepto?
-Es difícil de medir, pero una cosa importante es que el calentamiento se está notando mucho en las temperaturas mínimas, y eso indica que el mar está caliente, y como tiene más inercia se puede traducir en que la entrada del frío se retarde un poco. Al fin y al cabo, el mar es el regulador de todo. La Tierra se calienta por una radiación constante en cada época del año, es el mar el que tiene memoria, regula y es capaz de que nos afecten masas de aire diferentes. Sí hemos notado claramente una subida bastante notable en la temperatura, que es reflejo de la del agua del mar.
-¿Cómo influye el mar?
-Es donde más se observa la subida de la temperatura, no en la atmósfera, que tiene muy poco peso en el conjunto del calentamiento. El mar es lo más importante. Los satélites están midiendo lo que está ocurriendo, y es que está entrando más energía del sol de la que sale del Planeta. Lo que ocurre es que se están calentando sobre todo los primeros 2.000 metros del mar. Aunque en los últimos años se ha mantenido más constante, ahora volverá, y este año, lamentablemente, habrá una buena subida a nivel global.
-2014 ha sido un año muy movido, meteorológicamente hablando.
-Hemos tenido fenómenos muy curiosos, que no han afectado a toda la Península. En octubre hemos tenido la temperatura máxima de la historia, y el fin de semana pasado también hubo un calentamiento bastante anormal. Es el tipo de circulación que llevamos este año, muy de norte a sur, con aire procedente de los polos a niveles altos hacia Canarias, y desde allí la baja nos manda aire del sur, con calor tropical, y eso se ha manifestado en varios episodios este año: el famoso de octubre, con 36,4 grados de máxima ya casi a final del mes, lo cual es insólito; y el de la semana pasada, que también fue de ese estilo, con un chorro de viento del sur, procedente de África, que arrastraba bastante polvo, y del que una parte giró hacia Levante y formó una especie de terral, un efecto bastante insólito. Afortunadamente para Málaga no tenemos tantas invasiones de polvo como podríamos tener, al estar tan cerca del desierto. Ha sido un caso extraordinario, en el que, a pesar de ser viento de Levante, se siente la misma sequedad del terral.
-La provincia tiene mucho más que sol y buen tiempo.
-La meteorología en Málaga es muy interesante, muy variada, tenemos un clima magnífico pero con fenómenos de todo tipo: una especie de galernas con viento de Levante; el tornado del 1 de febrero de 2009, el mayor que ha afectado a una capital de provincia en mucho tiempo; borrascas con aspecto de ciclones tropicales, como el de Motril; por no hablar de las inundaciones del 89, año en el que me estrené como predictor; y las del 2012, que también fueron bastante importantes. La gente se cree que no, pero en Málaga llueve casi 100 litros más al año de media que en Madrid, aunque acumulada en menos días, con más intensidad.
-Acabamos de vivir también una tromba marina, un tornado formado en el mar.
-Las trombas marinas son frecuentes, las tenemos habitualmente, hace un mes, en la zona de La Mayora, en la Axarquía, tuvimos uno de categoría F-0, con vientos de 120 km/h. Este último ha sido un F-1, de 140 a 180 km/h. La mayoría se quedan en el mar, pero algunas tocan tierra, y se notan más en la zona de Granada y El Ejido, porque causan daños en los cultivos bajo plástico.
-¿Por qué se forman?
-En el Centro Meteorológico de Málaga estudiamos los tornados de toda España. Su formación no depende de la estación, aunque se dan menos en verano, ya que va a asociados a las tormentas generalmente. Por la misma rotación en la atmósfera, cuando un cumulonimbus (nube de tormenta) entra en contacto con una columna con rotación previa, la tormenta acelera la rotación vertical y genera el tornado, por un estiramiento de la columna de aire.
-¿Cómo se están comportando las lluvias?
-El año pasado fue el segundo más seco de la historia, pero los anteriores han sido muy abundantes. Este año, septiembre y octubre han estado por encima de la media, y en noviembre esperamos recuperar con las de esta semana. También ha habido una granizada muy importante en Vélez, que ha sido atípica por su volumen.
-También ha sido un año con mucho viento.
-Ha predominado el poniente, el levante ha estado casi ausente, salvo episodios como este último. Es bastante atípico, como si los frentes sólo hubieran dejado viento este año, en lugar de lluvias.
-La fiabilidad de las predicciones es ahora más alta.
-No hay duda, aunque nunca lo vamos a resolver absolutamente, siempre quedará cierta incertidumbre, porque el sistema es caótico. Los modelos numéricos son de mucha más alta resolución que antes, y han prolongado los días de confianza en la predicción, aunque también depende del tipo de fenómeno que se trate: la llegada de frentes se precisa bastante, pero las tormentas asociadas a depresiones aisladas en altura, lo que antes se llamaba la gota fría, siguen siendo difíciles a varios días, aunque se ha progresado bastante. Ahora, con tres o cuatro días de antelación es difícil que no acertemos, aunque hay veces que tenemos errores, porque los modelos se pueden equivocar.
-¿Y por qué es tan difícil predecir el tiempo en Semana Santa?
-Bueno, porque unas gotas no tienen importancia en un día normal, sin embargo en Semana Santa se juegan el patrimonio, es una responsabilidad grande y los hermanos mayores se ponen bastante nerviosos. Quieren saber exactamente cuándo va a llover y si será importante o no. Quieren una precisión que no somos capaces de dar. Para la aeronáutica, que necesita predicciones superfiables, las renovamos cada muy pocas horas, porque saben que la atmósfera es indomable, y en Semana Santa nos piden un mes antes si va a llover o no. Hacemos lo que podemos. Además, hemos tenido unas semanas santas muy irregulares y bastante problemáticas últimamente.
-Activar un aviso naranja o rojo supone asumir una responsabilidad importante.
-La verdad es que sí. Nosotros damos el aviso, luego está Protección Civil que es la que alerta, pero desde luego cuando damos el naranja los alcaldes se ponen incómodos, porque tienen que mover sus propios protocolos. Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos, y estamos expuestos a no acertar. Interpretamos la predicción que hay, la particularidad de la zona y cómo se puede traducir.
-Si aciertan pueden salvar vidas.
Sí, podemos salvar vidas. Ahora está mucho mejor montado que en los años 70; al menos en el 89 ya empezábamos a tener Protección Civil. Yo ese día no estaba de servicio, estaba el anterior y ya pintaba muy mal. Sí me cogió otra, el 26 de noviembre, cuando se inundó El Palo, y esa la hice bastante bien (risas); aunque también he metido patas. Pero estamos mucho mejor, y el radar es importantísimo para saber lo que está ocurriendo en cuanto a precipitaciones.
-Por último, ¿cómo ve el futuro, meteorológicamente hablando?
-La temperatura está subiendo, todo es cuestión del escenario que se plantee la sociedad en general, porque esto es un problema global, si somos capaces de cortar las emisiones. Si continuamos al ritmo actual veo el futuro bastante negro. Los modelos climáticos hablan de subidas de cuatro grados para el siglo que viene, pero son todavía muy pobres, y hay quienes plantean escenarios mucho peores, con fenómenos que los modelos no son capaces de reproducir, con efectos encadenados por la pérdida de hielo de la Antártida. Como se colapsen algunos glaciares puede subir el nivel del mar hasta tres metros en diez años. Pero seamos optimistas: en la última reunión del clima hubo acuerdos de Estados Unidos y China, porque les están viendo ya las orejas al lobo. Confío en que seamos sensatos, que nos demos cuenta de que tenemos el mundo prestado, que no es nuestro, que tenemos que transmitir un mínimo a nuestros hijos y que esto es un problema real.
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