Jesús Hinojosa
Martes, 8 de julio 2014, 01:04
Tras años de quejas de los vecinos de los bloques situados junto al único tramo con agua del Guadalmedina por los malos olores que emanan del río, aún no ha comenzado a materializarse el proyecto para darles respuesta. El primer diseño realizado por Emasa, que apostaba por suprimir la lámina de agua existente entre el puente situado a la altura de la calle Salitre y el del Carmen llenando de tierra el cauce, fue rechazado el año pasado desde la Gerencia Municipal de Urbanismo, que hizo suya la actuación y la recondujo para mantener el líquido elemento, conforme a la propuesta ganadora del concurso de ideas para integrar el Guadalmedina en la ciudad.
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Urbanismo reformó el proyecto y, con un presupuesto similar al de Emasa (476.754 euros), inició su contratación en agosto del año pasado. Sin embargo, el contrato quedó desierto al solicitarlo solo una empresa que no reunía los requisitos técnicos. La Gerencia volvió a sacarlo a licitación en noviembre, ampliando el plazo que tenían las empresas para elaborar el diseño de su propuesta, y finalmente pudo adjudicarlo el pasado mes de febrero a Obrascon Huarte Lain (OHL).
Sin embargo, han pasado cuatro meses desde ese hito y los trabajos todavía no han comenzado. Según ha podido confirmar este periódico, esta demora se debe a las dificultades encontradas por OHL a la hora de transportar desde Suiza una máquina anfibia de última generación que permitirá extraer los fangos y lodos que se acumulan en el fondo del cauce sin tener que vaciarlo de agua. Fuentes consultadas explicaron que se trata de un dispositivo que permite actuar en aguas de poco calado, como es el caso de la desembocadura del Guadalmedina. Sin embargo, su espera está demorando una intervención que, con un plazo de dos meses de ejecución, no debería prolongarse más allá del verano, puesto que la temporada de lluvias podría dificultar su realización. No obstante, desde el Ayuntamiento confían en que este asunto se resuelva «en breve».
El proyecto contratado a OHL se divide en dos fases. En la primera, la citada máquina aspirará todos los fangos y lodos depositados en la cauce del río y las escolleras que lo delimitan. Esta materia será tratada en una planta de reciclado.
Dique y vaciado
La segunda consistirá en colocar un dique a la altura del puente del Carmen y vaciar el cauce hasta el puente del Centro de Arte Contemporáneo. De este modo, se reformará la escollera y pavimentará el lecho del río para evitar la acumulación de lodos y hacer más fácil su limpieza. Luego, volverá a permitirse la entrada de agua y se reactivará el sistema de bombas que ya existe para su regeneración diaria. Inicialmente se había previsto también ejecutar un nuevo punto de toma de este sistema más hacia el mar pero, según los estudios efectuados, es posible mantenerlo donde está sin que por ello se perjudique la calidad del agua que va a bombearse.
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No obstante, cabe recordar que esta solución no es la definitiva, puesto que al cauce se siguen vertiendo periódicamente aguas fecales desde dos aliviaderos cuando llueve demasiado y se satura una estación de bombeo.
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