Iván Gelibter
Lunes, 30 de junio 2014, 02:12
La realidad que viven en Inglaterra Lidia y Benito es la de la mayor parte de españoles que se han tenido que ir a vivir fuera. Una situación que dista mucho de ser ideal, pero que según Lidia, «era la única posible». Ambos son nacidos en Álora y ya llevan juntos varios años. Aunque ella sí tenía un trabajo en el Ayuntamiento de la localidad, él llevaba mucho tiempo sin empleo. «Yo soy licenciada en Periodismo y Benito es carpintero. Un día nos sentamos a hablar y nos dimos cuenta de que ni en nuestro pueblo, ni en Málaga teníamos un futuro. Estábamos sin expectativas y por eso nos fuimos». Lidia describe ese momento de su vida con una resignación que, aunque evidente, no les ha impedido a ambos luchar por tener un futuro mejor.
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«La llegada fue complicada. No hablábamos casi nada de inglés más que la gramática que habíamos aprendido en el colegio y en el instituto, y lo único que teníamos eran dos camas reservadas en una habitación de un hostal en el que había 18 literas». Lo cierto es que Brighton, una ciudad situada en la costa sur de Inglaterra, es una población muy similar aunque más pequeña a Málaga capital. La actividad turística es muy elevada y por tanto la rotación de empleos en el sector servicios es amplio. «Una de las cosas buenas es que hay mucha gente española, que si algo bueno tenemos es que cuando estamos fuera nos ayudamos bastante». Precisamente gracias a otra chica de la comarca del Guadalhorce, ambos pudieron encontrar trabajo en un breve período de tiempo. «Una de las cosas que sí es cierta, al menos por nuestra experiencia, es que las condiciones laborales no son perfectas. Es más, cuanto mejor inglés hables mejores condiciones vas a tener. Si no hablas nada de nada, como nosotros los primeros meses, hacen contigo lo que quieren», cuenta Lidia.
Sus vidas durante el primer año eran difíciles. Benito entraba y entra aún a trabajar a las seis de la mañana, mientras que la ocupación de Lidia era ser camarera en un conocido restaurante que abre las 24 horas del día. «Mi turno era nocturno, así que llegaba a casa cuando mi novio ya había salido. Eso durante 6 días a la semana. Nuestra relación era por whatsapp». Pese a esta situación nunca pensamos en volver, porque creímos y seguimos creyendo que nuestra situación irá aquí a mejor, cuando en España no paran de decirnos que no volvamos, que no hay oportunidades para nadie».
Ahora, con el paso del tiempo, las cosas han cambiado. «Benito sigue trabajando en el mismo lugar desde el principio, con su contrato. Yo me cambié de lugar, trabajo en una enorme tienda de deportes y, sobre todo, y lo más importante, con un horario normal. No es que nos veamos mucho, pero podemos hacer cosas juntos». Lidia, de todas maneras, tiene que hacer algunas horas extras en un Mcdonalds para poder pagar el piso. «Inglaterra no está mal. Nuestra situación no es mala, pero no negaremos que podría ser mejor. Conocemos gente aquí pero creo que nunca he salido por la noche, y nos cuesta entender a los españoles que viven aquí y que tienen vacaciones y se van a otros lugares. Nosotros en cuanto podemos vamos a Álora, a estar con nuestra gente y nuestra familia». Así resumen ambos estos casi dos últimos años de vida, en los que una joven pareja, ambos con sus profesiones, trabaja «para poder sobrevivir». «Esta es la auténtica realidad de los jóvenes que nos hemos tenido que ir a vivir a otros países», asegura con firmeza.
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