La plaza Enrique García-Herrera podría abrirse la próxima semana. A la derecha, las farolas, muy próximas a las viviendas.

La plaza de Camas no convence a nadie

Vecinos y comerciantes denuncian lo mal aprovechado que está el espacio y piden más espacios verdes y zonas de sombra

Juan Soto

Viernes, 27 de junio 2014, 01:12

En la mente de todos los vecinos, la plaza de Camas debía ser un ejemplo de espacio público, lleno de vida y de zonas de descanso. Después de años olvidada y tras soportar las incomodidades producidas por el mercado provisional, las expectativas generadas por los vecinos eran grandes. Pero hoy, cuando esa plaza es ya casi una realidad, nada es lo que debería ser. En vez de bancos y zonas de juego para los más pequeños, hay una gran explanada insulsa y con pocas posibilidades. Un lugar por el que no apetece pasear y que es criticado por vecinos y comerciantes.

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A falta de los últimos retoques, la plaza Enrique García-Herrera -como se llama- ha quedado como un espacio inhóspito en el que sólo sobresalen ocho enormes macetones en altura que apenas dan sombra y un pequeño parque infantil. Ynada más en una amplia zona de más de 4.200 metros cuadrados de superficie. Ni zonas verdes, ni fuentes, ni farolas en consonancia con el entorno...

Tanto que los vecinos y comerciantes se sienten decepcionados ante su inminente apertura (previsiblemente, la próxima semana). «No tiene nada que ver con el entramado de calles que tiene alrededor ni se corresponde con el acceso a un Centro Histórico tan importante», resume Ester Ramírez, presidenta de la asociación de vecinos Centro Antiguo. Considera que la plaza es «un parche» y que se corresponde más con los estilos de espacios del Norte de Europa. «Nos sentimos engañados, creíamos que iba a ser algo así como la plaza de la Marina, pero no se parece en nada».

Pérgola olvidada

Los comerciantes de esta zona tampoco encuentran palabras muy positivas para hablar del estado en el que va a quedar este espacio. Cándida Castillo, que trabaja en una tienda de ropa y complementos en la misma calle, recuerda que en un primer momento les aseguraron que iría una pérgola para decorar y dar zonas de sombra, aunque de eso no hay nada. A su juicio, la plaza no tiene grandes fallos, sino que «no está fina ni elegante; no apetece pasear por ella».

Estos inconvenientes hacen temer a los empresarios que la plaza no será tomada por las familias. Miguel Fernández, que regenta una cuchillería desde hace cerca de un siglo, espera que el Ayuntamiento se tome en serio su mantenimiento: «Si no actúan con contundencia, puede ser tomada por jóvenes haciendo botellón o por dueños de perros para que hagan sus necesidades». Mención aparte merece la iluminación. «Parece que son las luces de un campo de fútbol», señala este comerciante. En vez de buscarse unas farolas que embellecieran el conjunto, los responsables de la Gerencia de Urbanismo han elegido unos focos situados a gran altura que molestan incluso a los vecinos de las viviendas cercanas. «No entendemos cómo han optado por algo así», apunta.

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Los trabajos para la obra fueron adjudicados a mediados de marzo del año pasado a la constructora Cospel por un importe de 820.111 euros (financiados al 80% con fondos europeos). Una cantidad que, según los afectados, debería haberse utilizado mejor para hacer un trabajo «mucho más cuidado».

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