Macron nombra un Gobierno continuista para sus últimos años de mandato

Solo 8 de los 31 primeros nombres anunciados hoy por el Elíseo para formar parte del Ejecutivo de Jean Castex, son nuevos. Entre ellos está la flamante ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, que ocupó la carteras de Ecología con Jacques Chirac y las de Sanidad y Solidaridad con Nicolas Sarkozy, y que en España es sobre todo conocida por haber acusado en 2016 al tenista Rafael Nadal de dopaje, por lo que fue condenada por difamación.

Otra mujer, la ecologista Barbara Pompili, reemplazará a Elisabeth Borne al frente del ministerio de Transición Ecológica, al que Macron quiere dar un impulso. Borne no abandona el Gobierno y se encargará de una de las carteras claves en los próximos dos años, Trabajo, que deberá dar soluciones a la disparadas cifras de desempleo que ha generado la crisis del coronavirus.

Sin duda la gran campanada de hoy la dio el abogado penalista Dupond-Moretti, de enorme repercusión mediática en Francia, y cuyo nombre se asocia a todos los casos más famosos que han pasado por los tribunales del país en los últimos años. Es uno de los abogados del fundador de Wikileaks Julian Assange, ha defendido a políticos corruptos y a terroristas, al rey de Marruecos, a víctimas de violencia policial, e incluso al futbolista Karim Benzema. En los círculos jurídicos se le conoce socarronamente como «absolveitor», por la alta tasa de absoluciones que consigue para sus clientes.

El denostado Christophe Castaner, cuestionado en el último año por diversos escándalos de violencias policiales y que había perdido la confianza de gran parte de las fuerzas de seguridad, sale del Gobierno y es reemplazado por el hasta ahora ministro de Hacienda, Gerald Darmanin. Su marcha ya se presentía desde la mañana, cuando Jean Castex se desplazó a una comisaría de la periferia parisina en su primera visita como primer ministro. Un desplazamiento simbólico para mostrar su apoyo a las fuerzas del orden y dejar claro que la seguridad será una de las principales preocupaciones y en la que, quizás con poca elegancia, dejó caer que ya había elegido a un nuevo ministro.

Todos los nuevos miembros del equipo de Castex -17 mujeres y 14 hombres- han sido antes minuciosamente investigados por la Alta Autoridad para la Transparencia, que ha trabajado a destajo durante todo el fin de semana para garantizar que las finanzas de los nuevos miembros son intachables.

     

En teoría, el primer ministro propone y el presidente nombra los nuevos cargos, aunque a nadie se le escapa que Macron ha tenido un peso determinante en la decisión. Jean Castex ha primado la «operatividad», es decir, que puedan ponerse manos a la obra cuanto antes: «Necesitamos personalidades fuertes para actuar rápido y estar a la altura», ha dicho en una entrevista..

La reactivación económica, a cuyo cargo seguirá Bruno Le Maire, será una prioridad -hasta ahora el Estado ha comprometido ya 450.000 millones de euros entre ayudas y garantías, un 20% del PIB francés-, y se tomarán «acciones inmediatas» en materia ecológica. El nuevo primer ministro quiere también solucionar «a corto plazo» el quebradero de cabeza del anterior gabinete, la reforma del sistema de pensiones.

Castex tuvo hoy un día agitado. Almorzó con el presidente en el palacio del Elíseo, para desplazarse después al Senado, a la Asamblea Nacional y al Consejo Económico, Social y Medioambiental. Su nombramiento sorpresa el pasado viernes levantó algunas cejas -el 77% de los franceses confesaba no haber oído hablar de él antes de su designación, según un sondeo-, por lo que el nuevo jefe del Gobierno quiso hoy reunirse con los presidentes de las cámaras no solo como visita de cortesía, sino para tranquilizar a las altas instancias legislativas.