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Corresponsal. Roma
Lunes, 2 de noviembre 2020, 20:13
Limitaciones a la movilidad entre regiones, didáctica a distancia desde la educación secundaria, cierre de centros comerciales durante el fin de semana y clausura de los museos y las salas de juego. Son estas las principales medidas que el Gobierno italiano tiene previsto aprobar este martes y que presentó este lunes en el Parlamento el primer ministro, Giuseppe Conte, que explicó que el país quedará dividido en tres zonas según el riesgo que presenten ante la pandemia. «En cada una habrá medidas cada vez más restrictivas», adelantó el jefe del Ejecutivo, que no aclaró hasta qué hora se adelantará el toque de queda vigente ya en varias regiones del país.
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Con estas nuevas limitaciones, junto a las aprobadas el pasado 25 de octubre, Conte espera que pueda contenerse esta segunda ola, que de momento sigue desbocada en el país. Este lunes se registraron 22.000 nuevos contagiados, una cifra menor que en los días anteriores, pero con una gran caída en la cifra de pruebas realizadas. El porcentaje de PCR con resultado positivo se mantuvo por encima del 16%, mientras siguió creciendo el número de pacientes ingresados en la UCI.
En su comparencencia parlamentaria, el primer ministro presentó el grave empeoramiento de la crisis sanitaria en Italia de las últimas semanas como un caso más dentro de una dinámica habitual en los países del entorno. «El cuadro epidemiológico nacional y europeo parece particularmente crítico. La pandemia corre inexorable e impetuosamente en todo el continente», dijo. Italia tiene una incidencia acumulada por cada 100.000 personas que roza ya los 500 casos, diez veces más que el pasado 7 de octubre, cuando la comunidad internacional se sorprendía ante lo que llegó a denominarse el «milagro italiano». De aquellos buenos datos ya sólo queda el recuerdo.
El Gobierno, de momento, no parece dispuesto a confinar a las personas de más de 70 años, como le pedía algún líder regional. Giovanni Toti, presidente de Liguria (noroeste del país), incluso comentó en las redes sociales que estas personas «no son indispensables para el esfuerzo productivo», lo que generó una gran polémica. Conte recogió el guante y aprovechó para agradecer a los ancianos que «reconstruyeron el país después de la ruina» de la Segunda Guerra Mundial: «Son nuestros padres y nuestros abuelos los que con laboriosidad y espíritu de iniciativa consintieron el 'milagro económico' que nos proyectó entre las potencias más avanzadas».
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