Alemania elimina el sistema de prioridades para la vacunación

El Consejo de Ministros aprobó este miércoles el fin del sistema prioridades que se estableció al principio de la campaña, cuando la escasez de dosis disponibles llevó al Ejecutivo alemán a pedir al Comisión Ética un orden de vacunación basándose en el riesgo de los diferentes grupos humanos ante el coronavirus, una estrategia similar a la que se siguió en otros países europeos.

Ahora la situación ha cambiado radicalmente. En primer lugar, porque ya se ha vacunado a un número considerable de personas vulnerables. A casi al 70% de las personas mayores de 70, con enfermedades previas y profesiones de riesgo, según las más recientes estadísticas gubernamentales.

Según el Ministerio de Sanidad, un 44% de la población ha recibido al menos una dosis y a cerca del 19% se le ha administrado la pauta completa. En segundo lugar, porque la disponibilidad de las vacunas autorizadas es mucho mayor. Berlín, que ha recibido unos 52 millones de dosis hasta la fecha, prevé contar con al menos otros 50 millones hasta agosto. Aún así el país más poblado de la Unión Europea (UE), con 83,2 millones de habitantes, no alcanzaría la inmunidad de rebaño.

El objetivo del Ejecutivo alemán es poder ofrecer la opción de vacunarse a todas aquellas personas que lo deseen, pues la inmunización contra la covid no va a ser obligatoria, para «finales de verano». Esto incluye también a los menores de entre 12 y 16 años -unos 5,3 millones de personas- para los que la fórmula de Pfizer/BioNTech está autorizada desde esta semana.

Le fecha elegida por el gobierno no está exenta de polémica porque casi coincide con la celebración de las elecciones generales del 26 de septiembre, aunque la canciller ha asegurado que no hay táctica «partidista» en esta decisión. El asunto está destinado a convertirse en una constante durante la campaña electoral: un arma de doble filo para la gran coalición de conservadores y socialdemócratas, a la baja en las encuestas por el desgaste de gestión de la pandemia.

La aceleración de la campaña de vacunación es uno de los factores que ha llevado al Gobierno alemán a rebajar el nivel de alerta nacional por la pandemia de «muy alto» a «alto», algo sin efectos prácticos en materia de restricciones, pero que evidencia la nueva fase en la que ha entrado el país tras lograr romper la tercera ola. La incidencia acumulada ha caído de forma muy significativa desde el 10 de mayo, pese a un ligero repunte en los últimos dos días, cuya media nacional se sitúa actuamente en los 36,8 casos por cada 100.000 habitantes en siete días. Además, la tendencia de las cifras de nuevos positivos e ingresados en unidades de cuidados intensivos es claramente descendente.

No obstante, el ministro de Sanidad, Jens Spahn, advirtió de que los «éxitos» de las últimas semanas no deben llevar a la euforia porque «persiste el riesgo de que todo pueda cambiar rápidamente». Manteniendo las precauciones, y ciertas restricciones, podría ser posible «un buen verano», dijo en referencia a la desescalada, que afecta ya a la restauración, la cultura y las escuelas. «La situación es ahora mejor, es mucho mejor, pero aún nos encontramos en medio de la pandemia», afirmó Spahn.