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f. miñana
Lunes, 10 de diciembre 2018, 00:28
Un hombre de Sudán del Sur, un país terriblemente pobre de África Oriental, subastó a la menor de sus hijas, de 16 años, a través de Facebook y finalmente la adjudicó a un hombre que ya tenía ocho esposas a cambio de 500 vacas, dos coches de lujo, varios teléfonos móviles y 13.800 dólares (unos 12.100 euros). El padre de la menor, a la que trató como mercancía, la 'colocó' el 25 de octubre; la boda se celebró el 3 de noviembre, y Facebook no reaccionó y eliminó la entrada hasta el 9 de noviembre, seis días después del casamiento. La red social se justificó declarando a 'ABCNews' que reaccionó en cuanto se enteró, pese a que la noticia se había hecho viral.
El Gobierno de Sudán del Sur, que en 2011 se convirtió en el Estado soberano más joven del planeta, reveló que era la dote más grande pagada nunca en este territorio, devastado por una guerra civil. En la puja, reñida entre cinco aspirantes, intervino algún alto funcionario de la Administración, según ha trascendido. Al final se impuso el precio, una fortuna en términos nacionales, ofrecido por un hombre que tiene tres veces la edad de la adolescente y se llama Nyalong, informó la agencia AP.
El caso lo ha denunciado Plan International, una organización que vela por el buen desarrollo de la infancia. Uno de sus abogados, Philips Anyang Ngong, especializado en derechos humanos, puso el grito en el cielo por esta escandalosa operación. «La pequeña ha sido reducida a un simple producto. Es la prueba más grande de abuso infantil, tráfico y subasta de un ser humano. Todos los que están involucrados deberían ser responsables», protestó.
La venta de las hijas, muchas de ellas pagadas con una dote compuesta por varias cabezas de ganado, es una práctica ancestral en esta tierra. El matrimonio precoz es ilegal, pero sigue siendo una costumbre muy extendida en todo el país, que registra un elevado nivel de analfabetización.
El Gobierno se defiende diciendo que es imposible regular las constumbres de cada pequeña comunidad, especialmente de las más remotas. Y surge hasta un portavoz oficial, Ateny Wek Ateny, que trata de normalizar lo ocurrido: «Si lo ves con ojos europeos, lo llamarás subasta; pero con ojos de africano, ya que es una tradicion que se remonta miles de años atrás, no lo es».
Para George Otim, delegado de Plan International en Sudán del Sur, no hay justificación posible para que un padre ofrezca a su hija al mejor postor. «Este uso bárbaro de la tecnología recuerda a los mercados de esclavos. Es increíble que en este día y en esta época una niña pueda ser vendida, para casarse, en la red social más grande del mundo».
Esta práctica tan extendida en Sudán del Sur, un país con una desigualdad de género muy acusada, preocupa a los observadores internacionales, pero ahora hay diferentes organizaciones que están especialmente alarmadas porque la venta de una menor se produzca abiertamente en Facebook, ya que consideran que puede ser un precedente «muy peligroso». Más de las mitad de las niñas se casan antes de alcanzar la mayoría de edad, según Unicef.
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