El informe de la ONU sobre los abusos sexuales cometidos por Hamás el 7 de octubre, cuando alrededor de 3.000 terroristas invadieron el sur de Israel y mataron a más de 1.000 personas y secuestraron a otras 240, es una lista de atrocidades ... y muestra que los lugares atacados en las primeras horas -el festival Supernova y los kibutz más cercanos- se convirtieron en un infierno. En especial, para las mujeres.
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El documento elaborado por la representante especial de la ONU sobre la violencia sexual en los conflictos, Pramila Patten, reconoce además que hay evidencias de que algunas de las personas secuestradas por Hamás están siendo sometidas hoy en día a violencia sexual y torturas, una información que crea más tensión a la negociación para conseguir una tregua, en la que Israel está pidiendo a los islamistas que informen sobre el estado de los cautivos.
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El texto oficial no habla de la situación de Gaza, donde la guerra se sigue desarrollando, pero sí sobre Cisjordania, donde dice que Israel ha utilizado violencia sexual contra hombres y mujeres en sus operaciones policiales. El Estado judío, enfrentado a la ONU por su visión del conflicto, había realizado una ofensiva diplomática para que se reconociese este tipo de agresiones que sufrieron sus ciudadanas, al considerar que ante estos ataques contra las mujeres, la comunidad internacional estaba mirando para otro lado.
El documento de Naciones Unidas reconoce las limitaciones que ha tenido para llevar a cabo la investigación, ya que no ha podido hablar con las víctimas de violencia sexual. De esa forma, sus trabajos han consistido en 34 entrevistas a supervivientes y testigos de los ataques, rehenes liberados y personal sanitario. También ha comprobado 5.000 fotografías y medio centenar de horas de vídeo. Según Patten, hay «razones para creer» que el 7 de octubre hubo violaciones y otros maltratos crueles e inhumanos contra las mujeres. La representante de la ONU admite que, en algunos casos, los impedimentos han tenido que ver con la técnica forense ya que, por ejemplo, más de cien cadáveres estaban calcinados. El informe se realizó en dos semanas, entre el 29 de enero y el 14 de febrero, y sus autores reconocen que son necesarias más investigaciones.
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El texto se refiere en ocasiones a las evidencias de violencia sexual que suponen la aparición de cadáveres de mujer, desnudos de cintura para abajo, y en ocasiones atados a árboles o postes. En el festival Supernova, un evento por la paz al que acudieron jóvenes de todo el mundo, la ONU cree hay evidencias razonables de un ataque sexual organizado. «Se obtuvo información creíble sobre múltiples incidentes en los que las víctimas fueron violadas y luego asesinadas. También hay relatos de personas que presenciaron al menos dos casos de violación de cadáveres», escribe Patten.
La investigación pone de relieve que han aparecido imágenes de decapitaciones, pero también de cadáveres con disparos en los genitales, y, entre las mujeres, en los pechos. En cuanto a uno de los casos más publicitados, el supuesto asesinato de una embarazada a la que extrajeron el feto para apuñalarlo, la representante de Naciones Unidas asegura no haber encontrado ninguna evidencia de un ataque de ese tipo. Tampoco han hallado una prueba fehaciente de un supuesto caso de una mujer que fue violada en la base militar de Nahal Oz y luego sometida a mutilaciones genitales.
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Patten también se refiere en su escrito a la situación en el territorio ocupado de Cisjordania, donde se reunió con autoridades locales y habló con testigos. Su informe recoge casos de «violencia sexual» llevada a cabo por las tropas israelíes en forma de «cacheos invasivos, con exploraciones de áreas íntimas, mujeres a las que han obligado a quitarse el hiyab, amenazas de violación y un uso inapropiado de la práctica de desnudar a los detenidos».
Hamás, nada más conocerse el documento, arremetió contra Pramila Patten y le acusó de reunir informaciones falsas en base a testimonios de militares israelíes y no ser capaz de acreditar ninguno de los casos. Por su parte, el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, cargó contra el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, por «intentar eximir de sus responsabilidades» a los islamistas al no convocar al Consejo de Seguridad de la ONU para discutir el informe y «considerar a Hamás una organización terrorista, imponer las sanciones necesarias y reclamar la liberación inmediata e incondicional de los secuestrados».
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