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Control militar en el puerto de Mukalla.
Al menos 31 muertos en un atentado suicida contra una comisaría en Yemen

Al menos 31 muertos en un atentado suicida contra una comisaría en Yemen

El Estado Islámico ha reivindicado una acción que se ha producido el mismo día en que otras seis personas han fallecido en otro ataque con explosivos delante de la oficina del jefe de policía de la región de Hadramut

COLPISA / AFP

Domingo, 15 de mayo 2016, 15:47

Al menos 37 policías y reclutas han muerto este domingo en dos atentados en Yemen, uno de ellos reivindicado por la organización yihadista Estado Islámico (EI), en el puerto de Mukalla (este).

El Estado Islámico ha atacado por segunda vez en pocos días esta ciudad de 200.000 habitantes, recuperada hace apenas un mes de manos de Al-Qaida por las fuerzas gubernamentales con apoyo de Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos.

Este domingo, un kamikaze se ha infiltrado entre jóvenes reclutas reunidos en la sede policial de Mukalla, en el distrito de Fuwah, y se ha hecho estallar, matando al menos a 31 personas y dejando más de 60 heridos.

Poco después, un segundo ataque con explosivos delante de la oficina del jefe de policía de la región de Hadramut, el general Mubarak al Oubthani, ha matado a seis de sus guardaespaldas, y ha herido al oficial, según una fuente de seguridad.

Reivindicación

En un comunicado difundido en internet, el Estado Islámico ha reivindicado el ataque suicida, la segunda intervención del grupo yihadista en un área conocida por ser el bastión de su rival Al-Qaida. "El hermano Abu al Bara al Ansari (...) detonó su cinturón explosivo en un encuentro de apóstatas de las fuerzas de seguridad", afirma el comunicado.

El jueves pasado, el Estado Islámico había reivindicado tres atentados suicidas contra el Ejército yemení en Jalf, al este de Mukalla, matando a por lo menos 15 personas. En el primero, un suicida forzó el paso en la entrada de una base militar e hizo estallar el coche bomba que conducía, despejando así el camino para un segundo kamikaze que detonó los explosivos de su vehículo en el interior del recinto, explicó el mando castrense. Simultáneamente, estallaron enfrentamientos con armas automáticas fuera de la base entre militares y atacantes, añadió la fuente.

Entre tanto, un tercer suicida se dirigió a la residencia del comandante de Hadramut, el general Faraj Salmin, donde hizo estallar su coche. El oficial salió indemne. El general había alardeado el viernes de que sus fuerzas habían capturado a "250 miembros" de Al-Qaida desde que recuperaron el control de Mukalla y las localidades costeras de los alrededores, incluyendo al comandante de la ciudad de Shiht, a unos 60 kilómetros al este.

La expulsión de Al-Qaida de la zona se hizo con respaldo de las fuerzas especiales de los Emiratos Árabes Unidos y de Arabia Saudí. El Pentágono reveló además la semana pasada que se había desplegado un "número muy reducido" de personal militar estadounidense alrededor de Mukalla para apoyar la operación. La Marina estadounidense tiene varios barcos en las proximidades, incluido un navío de asalto anfibio, el 'USS Boxer', y dos destructores.

Rivalidad

La ofensiva contra Al-Qaida llega en medio de una tregua y conversaciones de paz entre el Gobierno y los rebeldes chiitas hutíes. Yihadistas de Al-Qaida y del Estado Islámico han ganados ventaja en el conflicto y extendido su presencia en Hadramut y otras áreas del sur de Yemen, incluida la segunda ciudad del país, Adén, donde el Gobierno tiene su sede.

El Estado Islámico ha reivindicado varios ataques contra objetivos del Gobierno y la coalición en los últimos meses. Washington ve a Al-Qaida en la Península Arábiga (AQPA) como la más peligrosa de la red yihadista y en las últimas semanas ha intensificado su guerra con drones contra el grupo. Pero los yihadistas mantienen una fuerte presencia en la zona y aún controlan varias localidades en el interior del valle de Wadi Hadramut.

La guerra en Yemen, un conflicto que opone al Gobierno, apoyado por Arabia Saudí y Washington y a los rebeldes chiitas hutíes, respaldados por Irán, ha dejado desde marzo de 2015 más de 6.400 muertos, 30.500 heridos y 2,8 millones de desplazados en algo más de un año, según estimaciones de la ONU.

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