Johnson pide a la UE su confianza para gestionar la frontera norirlandesa

La relación entre Reino Unido y la UE en Irlanda del Norte es, según el prólogo de Johnson al documento de 28 páginas, «el área vital que no está funcionando bien» tras el 'brexit'. Excesivos trámites burocráticos dificultan los flujos comerciales entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, que permanece simultáneamente en las zonas aduaneras británica y comunitaria.

El Protocolo se firmó en octubre de 2019. Johnson afirma que sus defectos se deben a una ley que aprobó la mayoría de la Cámara de los Comunes prohibiéndole que abandonase la UE sin acuerdo. Así atado, habría tenido que aceptar algo que dijo que nunca haría: aceptar controles fronterizos entre Gran Bretaña y la provincia. Aceptó también la jurisdicción del Tribunal de la UE en esa zona especial.

Conservadores y unionistas norirlandeses derribaron a Theresa May por aceptar la permanencia del conjunto de Reino Unido en la unión aduanera comunitaria. Johnson traicionó a sus aliados de Ulster dejando a la región sola en la unión, y dos meses después obtuvo una amplia mayoría para consumar el 'brexit', asegurando que no habría frontera entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, a pesar de la evidencia del texto acordado.

Un año después de firmar el Protocolo, Johnson introdujo en una ley tramitada en el Parlamento cláusulas que permitían a su Gobierno alterarlo unilateralmente. Cuando, en diciembre de 2020 , se pactó el Tratado de Comercio y Cooperación, ministros del Gobierno afirmaron que la amenaza de las cláusulas había tenido efectos positivos.

En este nuevo impulso de Johnson y de su ministro negociador, David Frost, por alterar lo que firmaron, proponen que la UE confíe plenamente en el actual Gobierno británico para ejecutar los controles que impidan la entrada de productos ilegales en la República de Irlanda, y que se elimine también la jurisdicción del Tribunal de la UE en una zona aduanera propia, que sería patrullada por delegados de Johnson.

El documento anota que el comercio entre el norte y el sur de Irlanda es el 0.5% del PIB comunitario. El riesgo para el mercado común es menor, se insiste. Se subraya el peligro de inestabilidad política en la provincia. El nuevo líder del unionismo mayoritario, Jeffrey Donaldson, ve una sola solución, que la UE «negocie con buena fe» y «elimine la frontera en el mar Irlandés».