Operarios levantan los muros con la técnica de la piedra seca,apilando los huesos sin usar otro material. P. A.

Fiestas ilegales y una sala de cine en el subsuelo de la capital

Laberinto de piedra ·

Una brigada especial de la policía patrulla desde 1980 esta zona escondida, con ayuda de perros y mapas precisos, para asegurarse de que nadie accede a las canteras

Beatriz Juez

París

Sábado, 3 de febrero 2024, 21:36

París tiene catacumbas oficiales, 1,5 kilómetros de galerías abiertas al público, y un laberinto de casi 300 kilómetros de antiguas canteras de piedra en ... su subsuelo. En ellas «se encondían los granujas, los delincuentes. Allí se depositaba mercancía robada y hasta se podían cometer asesinatos. Esto también forma parte de la historia de París», cuenta Isabelle Knafou. Frente de las catacumbas, en el subsuelo del Museo de la Liberación de París, se encuentra un búnker que fue el puesto de mando del coronel Roy-Tanguy, desde donde se dirigió la Resistencia francesa contra los nazis.

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Desde 1955 una orden prefectoral prohíbe el acceso y la circulación por las antiguas canteras, bajo pena de multa, dada su peligrosidad. Una brigada especial de la policía patrulla desde 1980 los subterráneos de la capital, con ayuda de perros y mapas precisos, para asegurarse de que nadie accede a las canteras y se pierde en los túneles. Los parisinos los llaman los 'cataflics' (los polis de las catacumbas).

Los agentes juegan al gato y al ratón con los 'catáfilos', aficionados que visitan de forma clandestina las antiguas catacumbas y canteras de París, ya sea para darse un paseo, por su interés histórico, hacer grafitis, cartografiar los túneles u organizar fiestas.

«Lo que llamamos las Catacumbas de París es sólo el osario municipal. Por extensión, se ha acabado llamando también catacumbas a toda la red de antiguas canteras bajo la capital. Es ilegal pasar y está cerrado al público. Casi no hay huesos ahí. Todo ha sido robado y saqueado durante años por los catáfilos que venían de paseo», explica la responsable del recinto. «Hay algunos catáfilos que conocen muy bien la zona, tienen mapas de toda la red y son verdaderos historiadores de estas canteras», añade.

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Tres días perdidos

De vez en cuando las historias de los catáfilos en las Catacumbas de París saltan a las páginas de la prensa local. En 2004, la policía francesa descubrió una sala de cine clandestina en el subsuelo, cerca de la plaza del Trocadero. Tenía un proyector, una pantalla, sillas y hasta un bar. En septiembre de 2016, un hombre de 45 años murió de un ataque al corazón en las antiguas canteras. Se había metido clandestinamente con otras cinco personas para hacer una fiesta. Llevaban alcohol y droga.

En 2017, dos jóvenes de 16 y 17 años, que habían accedido de manera ilegal, se perdieron durante tres días en las catacumbas. A 20 metros bajo tierra y allí no funcionan los móviles, pero sus gritos y llamadas de auxilio alertaron a la policía y los bomberos que acabaron localizándole. Fueron hospitalizados con hipotermia.

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