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Aumenta la presión sobre el primer ministro francés, Michel Barnier. La ultraderechista Marine Le Pen insistió este lunes en su amenaza de apoyar una moción de censura de la izquierda contra el Ejecutivo galo, compuesto por una coalición entre los macronistas y la derecha tradicional ... de Los Republicanos (LR). «Mi posición no ha cambiado. De la misma manera que tampoco parece haberlo hecho la del primer ministro», aseguró la líder de la Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés). La semana pasada ya había amenazado con pulsar el botón rojo de la censura contra el Gobierno, que no dispone de una mayoría en la Asamblea Nacional y depende de los humores de una imprevisible extrema derecha.
Le Pen redobló su advertencia tras reunirse por la mañana con Barnier. El mandatario conservador tenía prevista esta ronda de contactos con dirigentes de los distintos partidos desde hacía semanas, pero ha ganado en relevancia ante la presión creciente por parte de las oposiciones para tumbar al Ejecutivo. El 12 de diciembre concluirá en el Senado el debate sobre los presupuestos, marcados por un recorte de hasta 40.000 millones de euros del gasto público. El Gobierno ya indicó que contempla recurrir al 49.3 -un polémico decreto gubernamental que permite aprobar una ley sin un voto parlamentario- para superar la votación definitiva en la Cámara Baja. Lo que abriría la puerta a una moción de censura de la izquierda pocos días antes de Navidad.
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El respaldo a esa iniciativa de la coalición progresista del Nuevo Frente Popular (NFP) no resulta un tabú para el lepenismo. A diferencia de España, en Francia el apoyo a un texto de censura no significa decantarse por un Gobierno alternativo de aquellos que lo presentan. Eso facilita las alianzas contra natura entre la izquierda y la extrema derecha, como ya sucedió varias veces durante la anterior legislatura, que concluyó en junio tras la decisión del presidente Emmanuel Macron de convocar elecciones anticipadas. Pero la diferencia ahora se debe a que la suma de las oposiciones supera la mayoría absoluta. Y eso da credibilidad a que una moción fructifique por primera vez en el país desde 1962.
El lepenismo reprocha a Barnier y Macron gobernar «como si tuvieran 400 diputados (de un total de 577)». Y eso que en realidad el macronismo representa el segundo bloque en la Asamblea y la derecha tradicional, el cuarto. En concreto, les acusa de haber mantenido algunas de las medidas más impopulares del actual borrador en los presupuestos, como un aumento de las tasas sobre la factura de la luz. Si la coalición presidencial hace alguna concesión en ese sentido, eso podría salvar la cabeza de Barnier, además de permitir la aprobación de unas cuentas con las que quiere reducir el déficit público del 6,1 al 5% del PIB.
El primer ministro «está enrocado en su posición», ha criticado Le Pen. La líder de RN ha quitado hierro a lo que supondría un rechazo del proyecto de ley presupuestario: «Me opongo a esta musiquilla que consiste en decir que, si los presupuestos no salen adelante, eso supondrá un drama y un caos». Si el Gobierno de Barnier cae y con él las cuentas de 2025, esto comportaría una prórroga automática de las de este año, que «son menos malas porque hay menos impuestos para las clases populares y medias», añadió.
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Pese haber bendecido en septiembre el nombre de Barnier, la líder ultra ha endurecido su tono en las últimas semanas. Por un lado, su cambio de posición se debe a la hostilidad creciente por parte de sus votantes -el 67% de ellos desea una censura, mientras que la media en el país es del 53%, según un sondeo reciente- contra el Ejecutivo. Por el otro, ha coincidido con la petición de la Fiscalía de inhabilitar a Le Pen durante 10 años en el juicio por una trama de presuntos falsos asistentes en el Parlamento Europeo.
Aunque algunos de los representantes afines a Barnier consideran que Le Pen va de farol, buena parte de los diputados se toman en serio su amenaza. Hasta el punto de que ya se debate sobre qué decisión debería tomar Macron en respuesta a una censura exitosa. «Si una moción sale adelante, el presidente debería avanzar y continuar», afirmó Virginie Bazin-Malgras, diputada de LR, mostrándose partidaria de un segundo nombramiento de Barnier. El edil socialista Karim Bouamrane defendió la composición de un gabinete técnico hasta el verano del año que viene, cuando podrán convocarse de nuevo comicios anticipados. Estas especulaciones refuerzan la hipótesis de una crisis política la víspera de las Navidades.
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