Los sindicatos franceses mantendrán miércoles y jueves la presión en la calle con nuevas protestas en la recta final parlamentaria de la reforma de las pensiones impulsada por el presidente Emmanuel Macron. Hay incertidumbre sobre el resultado del voto en la Asamblea Nacional en una ... semana de alto riesgo político para el Ejecutivo galo.
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Coincidiendo con la reunión este miércoles de la comisión mixta paritaria (CMP) de la Asamblea Nacional y el Senado, los sindicatos han convocado una nueva jornada de paros y manifestaciones contra el proyecto de Macron, la octava desde que el pasado 19 de enero comenzaron las protestas. Un día después, el jueves, los líderes sindicales se manifestarán delante de la Asamblea Nacional para tratar de convencer a los diputados de que voten en contra de la reforma planteada por el Gobierno francés. Macron pretende retrasar a los 64 años la edad de jubilación, frente a los 62 actuales. El 70% de los galos se opone, según un sondeo reciente.
La comisión mixta paritaria, formada por siete diputados y por otros tantos senadores, tratará este miércoles de llegar a un acuerdo sobre un texto común. La reunión será a puerta cerrada, pues Yaël Braun-Pivet, presidenta de la Asamblea Nacional, ha rechazado que sea retransmitida en directo, tal y como exigía la Nupes, la alianza de partidos de izquierdas. En caso de acuerdo, el texto sería sometido a voto, probablemente el jueves, en las dos cámaras. Si el Senado y la Asamblea Nacional adoptan el documento, la reforma de las pensiones quedará definitivamente aprobada.
En el Senado, dominado por la derecha, la aprobación de la reforma parece garantizada. Sin embargo, en la Asamblea Nacional, donde el Gobierno no tiene la mayoría absoluta y los conservadores están divididos, reina la incertidumbre. El Ejecutivo de Macron ha sacado la calculadora para hacer las cuentas sobre los posibles votos a favor, en contra y abstenciones, y trata de convencer contrarreloj a los diputados indecisos de la derecha y centristas para que den luz verde al polémico proyecto.
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Renacimiento, el partido gubernamental, y sus aliados tienen 250 escaños en la Asamblea nacional. Necesitan convencer al menos a 37 diputados de Los Republicanos (derecha moderada) para que apoyen la reforma y lograr así la mayoría absoluta, fijada actualmente en 287 votos. De momento, no es seguro que vayan a conseguir su aprobación, ya que los conservadores están divididos sobre este proyecto.
Ante la incertidumbre del resultado en la Asamblea Nacional, el Gobierno galo podría verse obligado a utilizar el polémico artículo 49.3 de la Constitución, que permite adoptar el texto sin someterlo a votación, salvo si una moción de censura es presentada a la Asamblea Nacional. La primera ministra Élisabeth Borne ya lo ha utilizado en diez ocasiones desde que llegó a Matignon en mayo de 2022. Los partidos de izquierda barajan precisamente registrar una moción de censura contra el Ejecutivo. Para hacerlo caer necesitan 287 votos. El apoyo de unos 40 diputados de Los Republicanos es indispensable para que prospere esta iniciativa.
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Montañas de basura se acumulan mientras tanto en las calles en París por la huelga de los responsables de su recogida contra el cambio en el sistemas de pensiones y por el bloqueo de las incineradoras por los piquetes. «La mejor forma de que los basureros vuelvan al trabajo es retirar la reforma», opinó Emmanuel Grégoire, número dos del Ayuntamiento parisino ante las críticas de varios ministros. El paro comenzó el lunes 6 y en una semana ya hay acumulada más de 5.400 toneladas de residuos en la vía pública.
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