Los problemas en Tesla y la resurrección de la red X

El malestar no solo se ha instalado entre la ciudadanía y en el interior del gabinete. Algunas fuentes insinúan que el archimillonario siente un profundo disgusto con la deriva que ha tomado su aventura política. Llegó como una estrella, pero no es probable que triunfe en el mundillo de Washington y, menos, con la medalla que pretendía autoimponerse como un rupturista renovador del Gobierno. Quizá sea la Administración quien le domestique al final de todo.

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En los negocios, Tesla se ha resentido seriamente de su paso por el Ejecutivo. En la Bolsa y en la calle, donde los antitrumpistas han descargado su ira con los vehículos de la marca.

Y no es el único. La fotografía de los cuatro megarricos de la tecnología en la investidura de trump se ha convertido en una imagen maldita. Mark Zuckerberg (Meta), Jeff Bezos (Amazon), Sundar Pichai (Google) y el propio Musk han perdido en conjunto casi 2 billones de dólares desde el inicio de la nueva Administración, con los aranceles como colofón a sus problemas.

No obstante, Musk está lejos del retrato de un empresario caído. Gana más de lo que pierde. Su firma aeroespacial Space X se nutre de contratos oficiales y X ha recuperado publicidad tras convertirse en la fuente autorizada de información del Ejecutivo estadounidense. Su propietario ha agregado a la plataforma una docena de departamentos de la Administración y X tiene un trato preferencial en la sala de prensa de la Casa Blanca, lo que ha aumentado su visibilidad y animado a los inversores a liquidar la deuda.