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Donald Trump está empeñado en imponer su plan de paz unilateral para Ucrania. El presidente de Estados Unidos anunció este sábado una segunda ronda de ... negociaciones con Rusia para el próximo martes en el mismo lugar de la primera, la capital de Arabia Saudí, sin ofrecer más detalles al respecto sobre quiénes acudirán a la cita.
Es el último paso que da dejando de lado a Europa y al propio Gobierno de Volodímir Zelenski, que se suma a la presentación el viernes de una propuesta de paz ante Naciones Unidas. Ahora presiona para que el Consejo de Seguridad lo vote este mismo lunes, coincidiendo con el tercer aniversario de la guerra y antes incluso de que la Asamblea General pueda deliberar sobre un texto que aún no se ha publicado de forma oficial.
El secretario de Estado de la superpotencia americana, Marco Rubio, se limitó a decir que se trata de una propuesta «sencilla e histórica» para terminar con la guerra de Ucrania a través de una «paz duradera».
No obstante, el contenido del plan ha trascendido a través de diferentes medios estadounidenses. Son solo tres párrafos en los que Estados Unidos lamenta la pérdida de multitud de vidas en el «conflicto» entre Rusia y Ucrania, recuerda que «el principal propósito de la ONU es mantener la paz y seguridad internacionales así como resolver disputas pacíficamente» e «implora que se ponga rápidamente final al conflicto para lograr una paz duradera» entre los dos países en liza.
Rusia ya ha introducido una enmienda para que en la frase final del texto se incluya la necesidad de «abordar las causas fundamentales del conflicto», en un claro intento de extender su idea de que la invasión fue forzada por Ucrania, a la que acusa constantemente de haber prohibido el idioma ruso -algo que solo es cierto para las comunicaciones oficiales de las instituciones- y de haber atacado a la población civil del Donbás, donde el Ejército lucha desde 2014 contra grupos separatistas apoyados por el Kremlin. Oficialmente, el embajador de Moscú en la ONU, Vassily Nebenzia, se limitó a opinar que el plan estadounidense «es un buen paso» y reconoció que había tenido acceso al texto antes que los 193 miembros de la Asamblea General.
La reacción de Kiev llegó a través de un mensaje en X del ministro de Exteriores, Andri Sybiha. «Las causas fundamentales de esta guerra son la negación por parte de Putin del derecho de Ucrania a existir y su deseo de destruir nuestra nación, un objetivo genocida respaldado por los rusos. Por eso, Rusia inició esta guerra, comete atrocidades y trata de cambiar las fronteras por la fuerza. Así que, sí, eliminemos las causas fundamentales», exigió.
Curiosamente, la propuesta americana coincidirá en tiempo y lugar con otra propuesta redactada por la Unión Europea y Ucrania, que reclama una desescalada de las hostilidades y una resolución pacífica de la guerra en línea con los preceptos de la Carta de Naciones Unidas y la legalidad internacional, lo que supondría el rechazo a la cesión de territorio a Rusia.
El texto conjunto «reitera la urgente necesidad de acabar con la guerra este año y de redoblar los esfuerzos diplomáticos para reducir el riesgo de una nueva escalada y lograr una paz justa y duradera en Ucrania». Las diferencias con el planteamiento de Estados Unidos pueden parecer semánticas, pero la introducción del concepto de justicia en la paz y el hecho de nombrar a la guerra como «agresión rusa» van más allá de una mera formulación lingüística. Además, Europa se reitera en la exigencia de una retirada «inmediata, completa e incondicional» de Rusia. Eso sí, las palabras utilizadas son más suaves que las de la resolución adoptada por la Asamblea General al inicio de la guerra, en octubre de 2022, cuando se denunció «en los términos más duros la agresión de la Federación Rusa» con 141 votos a favor.
De esta manera, las dos propuestas se verán cara a cara en la ONU. Y son un buen reflejo de dos visiones divergentes sobre el futuro que le debe esperar a Ucrania. No obstante, mientras en el Consejo de Seguridad solo tienen voz y voto quince miembros, cinco de los cuales pueden vetar cualquier resolución, en la Asamblea General cada país cuenta con un voto y, eso sí, las resoluciones no son de obligado cumplimiento. Sirven únicamente como termómetro de la opinión global.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, se reafirmó este sábado en el apoyo a Ucrania. «Tras tres años de agresión injustificable, nuestro apoyo para alcanzar una paz justa, duradera y global es firme. La seguridad y los valores de Europa son prioritarios para la política exterior de España», escribió en X.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también se manifestó en líneas similares, afirmando que su Ejecutivo trabajará para lograr una paz «justa y duradera» en Ucrania, lejos de «imposiciones» y siempre acordada con los ucranianos y los europeos, una idea que defenderá en su viaje de este lunes a Kiev para mostrar su respaldo al presidente Zelenski. «Ni ley del más fuerte, ni la ley del salvaje oeste», sentenció el líder español.
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