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'El árbol superviviente' en el World Trade Center hace unos días y la moto soñada por el bombero Gerard Baptiste, fallecido por los atentados del 11-S
Pequeñas grandes historias del 11-S

Pequeñas grandes historias del 11-S

El árbol superviviente y la moto soñada por un bombero forman parte de la memoria colectiva presente en el monumento a las víctimas en Nueva York

Luis Moret

Viernes, 11 de septiembre 2015, 00:32

World Trade Center. Han pasado 14 años desde aquel fatídico 11-S guardados en en la memoria de la historia con las letras del terror. Volver hoy a este espacio emblemático de Nueva York cuando se han visitado las Torres Gemelas antes de todo lo acontecido, y, después, cuando aún quedaban restos de dos de los pilares de la ciudad en lo que parecía una herida que iba tardar en cicatrizar, supone quizá un grado más de emotividad a flor de piel si cabe. Donde entonces se elevaban las marmóleas construcciones gemelas, ahora hay dos enormes huecos de piedra negra con una cascada que rodea su interior y que fluye con exquisito ritmo hacia el interior de otro hueco, más pequeño, cuyo fin no se logra ver desde el exterior, desde el borde. Un borde en este monumento en el que sobre una estructura de metal pueden leerse los nombres, repartidos y rodeando ambas cavidades gris luto, de las casi 3.000 víctimas que provocaron los atentados terroristas que usaron aviones como bombas kamikaze contra los edificios atestados de gente a primeras horas de la mañana.

Y se siente la calma, quizá paz. No deja de pasar gente, pero la sensación es de silencio. El borde de metal que bordea las dos grises cavidades que recuerdan el lugar donde estaban las torres no se calienta pese que el termómetro pasa de los 30 grados. Lees algunos de los nombres a los que no pones cara, pero que están ahí para recordarte que ellos perdieron la vida aquí. Michael D. Diehl, Barry J. McKeon, George Lopez..., nombres acompañados por alguna rosa blanca introducida en las ranuras de las letras grabadas y alguna bandera de Estados Unidos que posiblemente hoy, en un nuevo aniversario de la tragedia se multipliquen. Y la cascada sigue fluyendo y el agua cae en el eterno pozo cuyo fondo no se ve, pero que te hace pensar que quizá hay algo más después... El turismo cobra mayor dimensión.

En actual conjunto del actual World Trade Center, compuesto por siete edificios, el One World (de 104 plantas y que abrió al público este mes de julio) se erige como nuevo icono de la ciudad. Más alto, más fuerte, mejor... y con un impresonante mirador. Hay algunos otros bloques en construcción en el entorno y se intuye un esqueleto de una figura alada con la clara firma de Calatrava...

Pero hay mucho más...A la vista, y dentro del Museo del Memorial, que recuerda y homenajea a los caídos en la tragedia. Abrió sus puertas hace poco más de un año y en sus entrañas, detalles de lo que fueron las torres, los atentados, lo que fueron sus vidas de los que murieron, de los que participaron... Y aún historias, muchas, pequeñas y grandes que emocionan, y que quizá no han llegado a este lado del planeta.

El árbol superviviente

Y junto a una de las oscuras piscinas con las cascadas, un árbol. Sin ningún cartel aparente. Y uno de los vigilantes, cuidadores, vestidos de azul y con las letras de 9/11 Memorial bien visibles en su atuendo. Cuando uno se acerca, comienza a hablar. A explicarte que ese árbol que quizá te ha pasado desapercibido es el árbol superviviente. Y ahí está lleno de vida. Se trata de un peral que fue encontrado aún vivo pero dañado entre los escombros de las torres muy cerca de una de ellas. Incluso sus ramas pudieron verse en algunas de las miles de fotos que recorrieron aquellos días entre lo que no era más que eso, escombros. Tras varios días, según cuenta, alguien se percató del que el árbol aún estaba vivo, que era otro de los supervivientes a la tragedia, aunque estaba bastante dañado. Y se decidió llevárselo de ahí, trasladarlo a un centro de recuperación de plantas en el Bronx para ayudarlo a manterse vivo. Y lo consiguieron, explica el vigilante narrador que segundos después te dice que estando en ese 'hospital' arbóreo un rayo le cayó encima volviendo a cuestionar su derecho a la vida. Y sobrevivió... Desde hace unos años permanece como un testigo más, un elemento vital del nuevo World Trade Center que bien puede simbolizar el espíritu de lucha por vivir, el levantamiento tras el duro golpe. La resurrección....

La moto soñada por un bombero que murió en el 11-S

En el corazón del World Trade Center, bajo tierra, está el Museo Memorial que recuerda el 11-S. En un vasto espacio se puede revivir lo que muchos hemos visto por televisión, pero que ahoras tienes delante. Pilares de acero retorcidos como si hubieran sido de chocolate, ropas y utensilios utilizados el fatídico día, coches de bomberos convertidos en un amasijo de hierros, las fotos de todos los fallecidos y sus vidas esbozadas en unos segundos mediante una voz en off, restos del fuselaje de los aviones... Incluso una parte, reservada y la que hay que acceder expresamente, en la que se advierte que las emociones pueden ser fuertes. Imágenes que evocan otras en tu mente, que no tiene descanso aparente.

Entre tanto estímulo, una moto. Una Honda CB750 roja con el escudo de los bomberos de Nueva York. Está en el Museo del 11-S como tributo a uno de los bomberos fallecidos en los atentados, Gerard Biscuits Baptiste, perteneciente al equipo 33, escalera 9. En el verano de 2001 la había comprado en mal estado por 100 dólares y la mantenía en uno de los espacios del cuartel con la ilusión, el sueño de restaurarla. Sus compañeros lo daban por imposible. Incluso, se cuenta, hacían bromas, a cuenta de la imposibilidad de que pudiera conseguir su objetivo. El no pudo hacerlo. Fallecía cumpliendo con su trabajo ese día. Pero los mismos compañeros que habían dudado de la posibilidad de recuperar aquella moto de la nada, impulsaron, buscaron e implicaron a coleccionistas, marcas y a todo aquel que pudiera aportar algo para que hoy la simbólica moto sea una realidad. Como nueva y con detalles que la hacen irrepetible. El escudo del departamento de bomberos de Nueva York en un lado, con símbolos como una cruz, el número 343 de los bomberos caídos ese día, la mangera y el típico pico de bombero, dos cascos, así como 10 rosas sobre el tanque recordando los diez compañeros fallecidos de su equipo. Otro símbolo de lo que se puede conseguir en esfuerzo, en equipo en este caso.

Y paso a paso en este colosl museo, pequeños y grandes objetos sus emotivas historias que, granito a granito, que mantienen vivo en el recuerdo un año más el inimaginable atentado que ha pasado a la triste historia de la humanidad.

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