Secciones
Servicios
Destacamos
DAGOBERTO ESCORCIA
Domingo, 19 de diciembre 2021, 00:17
O izquierda o derecha. El centro político ha dejado de existir en Chile. Hoy, más de 15 millones de chilenos están llamados a votar por un nuevo Gobierno en la segunda vuelta de unas elecciones trascendentales, en las que los dos candidatos presentan propuestas totalmente opuestas. La convocatoria para elegir al candidato que presidirá el país en la Casa de la Moneda es a cara o cruz: Gabriel Boric, antiguo líder estudiantil de 35 años, de la formación Apruebo Dignidad que ha logrado aglutinar a todos los partidos desde el centro hasta la izquierda (Frente Amplio y Partido Comunista); o José Antonio Kast, de 55 años y candidato del Frente Social Cristiano, vencedor de la primera vuelta, que tiene todas las alianzas desde el centro hasta la ultraderecha y es un defensor a ultranza de un modelo neoliberal nada lejano del instalado por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Lo que está claro es que si los chilenos votan a Kast habrán elegido al presidente más derechista desde el dictador Pinochet. Y si eligen a Boric habrán escogido al más izquierdista desde Salvador Allende (1970-73).
Vive Chile una crisis social importante, en la que las buenas noticias son que la pandemia está siendo controlada, la redacción de una nueva Constitución y los signos de recuperación de la economía. En ese ambiente se ha desarrollado una campaña electoral bastante agitada. «El programa de Kast es realmente preocupante», declaró Boric hace unos días y calificó las propuestas de su rival de violento: «Es violencia contra la mujer, contra los pueblos originarios, con las diversidades y contra los derechos humanos de todos y de todas».
Sobre Kast pesa mucho su pasado. Hijo de alemanes, con un padre que perteneció al Ejército nazi y hermano de un ministro de Pinochet. Sin embargo, la fama de tener de referentes a Donald Trump y Jair Bolsonaro, de haber defendido ciertas decisiones de la dictadura de Pinochet, de tener un programa ultraderechista en el que manifiesta su oposición al aborto, no impidió a Kast vencer en la primera vuelta, con una votación del 27,9% por el 25,8% obtenido por Boric, y una participación del 47% del electorado.
Este primer triunfo le adjudicó una ventaja en las encuestas al candidato de la derecha, pero en la última semana analistas se han atrevido a opinar que el vencedor será Boric por un margen muy estrecho. La historia de la democracia chilena, no obstante, ha demostrado desde 1999 que el ganador de la primera vuelta acababa siendo el inquilino de la Casa de la Moneda. «Las encuestas dicen que en este momento estamos empatados, pero vamos a ganar por una diferencia importante», aseguró Kast en el cierre de su campaña.
«Chile no es ni será jamás un país marxista ni comunista. Con esos discursos de paz y amor no nos van a engañar. La izquierda solo promueve la pobreza, esa pobreza que ha arrastrado a Venezuela, Nicaragua y Cuba, donde las personas huyen de ahí porque esa narcodictadura solo trae pobreza y miseria», añadió Kast.
Boric tampoco se ha quedado atrás en la contundencia de su discurso: «Nuestro camino es la paz. Para reencontrarnos con Chile necesitamos de justicia social y no de violencia. Y no hay forma más clara para la inestabilidad que dejar todo como está, que es lo que, en definitiva, propone José Antonio Kast».
Los dos candidatos han matizado algunas de las propuestas que llevaron en sus programas para las elecciones del 21 de noviembre, especialmente las referidas a la economía. Kast, por ejemplo, prometió una bajada drástica de los impuestos, y para la segunda ronda de hoy ha introducido el cambio de que lo hará «de manera gradual».
Boric ha prometido 40 horas de trabajo semanal, crear 500.000 empleos para mujeres, impulsar un desarrollo verde al estilo europeo y también un cambio sustancial del sistema privado de pensiones y de salud para que nunca más haya discriminaciones entre ricos y pobres. Del candidato de Apruebo Dignidad se puede decir que sus intenciones reflejan el sentir de los progresistas que están preocupados por la degradación medioambiental, por la desigualdad social, por el respeto a los pueblos originarios, al mismo tiempo que postula la igualdad de oportunidades para todos los chilenos independientemente de su condición económico-social, y un respeto hacia las causas feministas y la comunidad LGTBIQ.
La principal duda de esta segunda vuelta es hacía dónde se inclinará el 12,8% de votos del electorado que en la primera apoyó al economista Franco Parisi, un candidato que sorprendió especialmente porque toda su campaña la hizo sin pisar Chile y a través de las redes sociales desde su casa en Alabama (Estados Unidos).
Es Chile un país que el viernes conoció la muerte a los 98 años de María Lucía Hiriart, viuda del dictador, y en el que muchos ciudadanos salieron a la calle a celebrar su fallecimiento, pero en el que también el senador derechista, Iván Moreira, expresó su condolencia porque «la partida de la señora Lucía marca un hito en el cierre final de una época con más luces que sombras, una etapa de la historia que debe dejar lecciones para futuras generaciones».
Descrita por su amor al lujo y una personalidad dominante, Hiriat ejerció de asesora de su marido durante la sangrienta dictadura chilena, que causó más de 30.000 víctimas de la tortura y la cárcel, 2.300 fallecidos y al menos un millar de desaparecidos cuyo paradero todavía hoy se desconoce.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.