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Zigor Aldama
Lunes, 18 de enero 2021, 10:36
Durante el primer trimestre de 2020, el coronavirus que se detectó en Wuhan provocó en China uno de los mayores batacazos económicos desde que se fundó la República Popular. El PIB se contrajo un 6,8%, el primer retroceso desde que comenzó a ofrecer datos ... trimestrales, y la mayoría de las instituciones que publican previsiones económicas auguraron que el gigante asiático terminaría el año en números rojos. Sin embargo, la tortilla dio rápido la vuelta en el segundo trimestre y, después de haber controlado la Covid-19, ahora China se confirma como la única potencia mundial que navega por territorio positivo.
En el conjunto de 2020, la segunda economía del planeta creció un 2,3% y rebasó por primera vez el listón de los 100 billones de yuanes hasta alcanzar el equivalente a 12,8 billones de euros. Se trata del peor dato desde 1976, año de la muerte de Mao Zedong, pero las estadísticas demuestran que es un bache pasajero, porque en la recta final del año cogió velocidad para recuperar tasas propias de la era prepandémica: en el cuarto trimestre su PIB se expandió un 6,5%.
«La histórica remontada es un faro de esperanza para el mundo», titula la agencia oficial Xinhua en un artículo triunfalista que subraya las fortalezas del particular sistema de gobernanza del país más poblado del mundo: «El fuerte liderazgo del Partido Comunista, la responsabilidad a todos los niveles, la apertura y transparencia, la tecnología, la acción rápida, la cooperación y las medidas quirúrgicas» aplicadas son la clave del inesperado resurgir del país.
No obstante, la recuperación es desigual. El consumo interno aún no ha recuperado los niveles de 2019 -cayó un 3,9% en el conjunto de 2020-, y la producción industrial es la que se ha convertido en el motor de crecimiento con un incremento del 2,9%. El aumento es especialmente acusado en los productos de alto valor añadido, cuya producción creció en torno al 7% en el último trimestre. Esta es también la coyuntura que ha facilitado el incremento del 3,6% en las exportaciones durante 2020.
Las expectativas para este año son aún mejores. Yu Miaojie, decano de la Escuela Nacional para el Desarrollo de la Peking University, vaticina que China crecerá entre el 7,5% y el 8% en 2021 y que, ante la debilidad del resto de potencias, aumentará su contribución al PIB mundial en dos puntos porcentuales. Pero avanza que el consumo interno continuará siendo la gran asignatura pendiente: «Para lograr explotar todo su potencial hace falta una política monetaria prudente que facilite el acceso de la PYME a financiación abundante, ya que crean el 90% del empleo», ha comentado Yu en el diario oficialista Global Times.
Afortunadamente, la tasa de paro urbana ha vuelto al mismo punto desde el que partió a finales de 2019, un 5,2%. «Aunque las condiciones del resto del mundo afectan, China depende de sí misma para continuar creciendo en 2021», ha añadido He Weiwen, exfuncionario de Comercio. Todo depende, claro, de que el país logre erradicar los pequeños brotes de coronavirus que han estallado en diferentes partes de su territorio y que han obligado a adoptar medidas propias de aquellos días de enero del año pasado en los que Wuhan se cerró a cal y canto. Lo que suceda durante las celebraciones del próximo Año Nuevo Lunar, que se celebra el 12 de febrero, será clave.
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