colpisa / agencias
Sábado, 7 de noviembre 2015, 08:46
Los presidentes de China, Xi Jinping, y Taiwán, Ma Ying-jeou, han iniciado este sábado con un apretón de manos una cumbre histórica en Singapur, la primera entre ambas partes desde su divorcio político hace 66 años. Xi y Ma se han estrechado la mano durante un minuto ante las cámaras de cientos de informadores, a los que luego han saludado, antes de retirarse a una sala junto con sus delegaciones para una discusión de una hora de duración en el lujoso hotel Shangri La. En los primeros minutos del encuentro, ambos presidentes han realizado breves intervenciones, que han sido transmitidas por televisión, antes del inicio de la discusión a puerta cerrada.
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Xi ha subrayado que China y Taiwán han dado hoy "un paso histórico" en el que ambas partes deben trabajar juntas "sin importar las dificultades". "Somos familia, y la sangre es más espesa que el agua", ha declarado el presidente Xi en alusión a la común cultura e historia de China y Taiwán, separadas por el estrecho de Formosa. "El estrecho (de Formosa) no puede evitar que parientes y amigos se echen de menos", ha subrayado Xi quien, siguiendo el pacto previo entre ambas partes, no se ha dirigido a su interlocutor con el habitual tratamiento de "señor presidente" - China no reconoce a Taiwán como Estado- y ha utilizado la palabra "señor". Por su parte, Ma ha indicado que no se firmaría ningún acuerdo ni habría una declaración conjunta. El presidente taiwanés busca así rebajar la tensión en la dividida sociedad de su país en torno a la actitud a adoptar frente a la creciente influencia de Pekín.
"El pueblo a ambos lados del estrecho ha trabajado duro para esto, por la común Historia", ha asegurado el mandatario, quien ha afirmado que ambas partes se encuentran en "un momento decisivo" en el que "no se puede repetir una tragedia histórica y no podemos perder los frutos de nuestro desarrollo". "Somos responsables ante la historia y debemos tomar unas decisiones sabias que superen el examen de la historia", ha proclamado Xi en un tono de trascendencia. "Hemos de actuar juntos y mostrar al pueblo chino a ambos lados del estrecho que tenemos la habilidad para desarrollar la estabilidad y contribuir a la paz y la estabilidad", ha concluido Xi. Ma, por su parte, ha coincidido en que esta reunión "hace historia en el futuro de las relaciones" y ha resaltado que si bien las dos partes tienen "diferentes sistemas políticos", han desarrollado "el diálogo y la cooperación".
Tras repasar con datos la mejora de la relación durante los últimos 22 años, Ma ha subrayado que "tenemos que ir más lejos" y "buscar una estrategia pragmática" para incrementar los vínculos bilaterales. Así, Ma ha propuesto cinco puntos concretos en los que avanzar, entre ellos reducir la animosidad (porque "no somos enemigos como antes"), crear líneas directas de comunicación o sentar las bases para incrementar los intercambios comerciales.
El presidente taiwanés ha destacado que su reunión con "el señor Xi" se produce por primera vez "en nuestra capacidad de líderes a ambos lados del estrecho" y después de que ambos pueblos "hayamos decidido sustituir el conflicto por el diálogo".
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En declaraciones a la prensa tras la reunión, un responsable chino afirmó que China ha ofrecido a Taiwán una postura abierta y pragmática a algunas peticiones taiwanesas, como una mayor presencia internacional, si la isla rechaza el independentismo y se mantiene fiel al consenso con Pekín.
"Podemos acceder a cooperar en todo si se mantiene el consenso de 1992", en el que se estableció el principio de una China aunque con diferentes interpretaciones por ambas partes. En concreto, y sobre el objetivo taiwanés de una mayor presencia internacional, como en organismos de la ONU, "si se acepta el consenso de 1992 se puede hablar de todo de forma pragmática", ha asegurado Zhang Zhijung, responsable de la Oficina de Asuntos de Taiwán en el Consejo de Estado (Ejecutivo) chino. Por su parte, Ma ha señalado en su comparecencia de prensa que ambas partes coinciden en que "no cabe el independentismo" en la isla, "pues va contra la Constitución".
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Ambiente de desconfianza
La cumbre se produce en un momento delicado para ambas partes, por el ascenso del independentismo taiwanés, rival común de ambos y favorito en las elecciones legislativas y presidenciales de la isla previstas para enero de 2016. El encuentro, en terreno neutral, es el primero entre dirigentes de ambos regímenes rivales desde el final de la guerra civil y la fundación de la China Popular comunista en 1949, cuando los nacionalistas del Kuomintang (KMT) se refugiaron en Taiwán. La isla jugó un papel importante durante la Guerra Fría como un puesto avanzado del dispositivo occidental y especialmente de Estados Unidos, que sigue dispuesto a defender Taiwán de cualquier agresión china.
Tras décadas de desconfianza, las dos orillas del estrecho de Taiwán siguen fuertemente militarizadas, si bien desde la llegada al poder en 2008 del prochino Ma, el clima político mejoró. La reunión es un "avance histórico" que "puede crear nuevos espacios para las relaciones" entre el continente y Taiwán, ha estimado hoy en un editorial el diario chino Global Times, cercano a las autoridades del país. Sin embargo, la reunión se produce en un ambiente de desconfianza.
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En Taiwán ha habido protestas en el aeropuerto de Taipéi antes de la marcha del presidente Ma Ying-jeou el sábado por la mañana. Los manifestantes han quemado fotos de ambos mandatarios, mientras han gritado consignas calificando a Xi Jinping de "dictador chino" y a Ma de "traidor". A última hora del viernes, un centenar de manifestantes que portaban pancartas con el lema 'Independencia de Taiwán' intentaron irrumpir en el parlamento de Taipéi.
Xi y Ma deberán no obstante mostrarse prudentes durante el encuentro, a causa de las profundas sensibilidades políticas que pesan en sus relaciones. China considera Taiwán como parte de su territorio que debe ser reunificado, incluso por la fuerza si es necesario. Taiwán por su parte ha forjado una identidad propia desde la proclamación de la República Popular China.
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En su editorial titulado 'Los escépticos muestran su estrechez de miras', el Global Times critica a varios "políticos taiwaneses", opuestos al encuentro. "Taiwán no es un país", escribe el diario. "La sociedad taiwanesa debe aceptar la realidad, y ser consciente de que nadie en Taiwán (...) ni ninguna fuerza internacional, incluso Estados Unidos, podrá ayudar a cambiar la realidad". Los analistas coinciden en que las dos partes tendrán difícil realizar anuncios espectaculares, si bien Taiwán podría aprovechar el encuentro para ganar influencia en las escena internacional.
La isla perdió su silla en Naciones Unidas en 1971 en beneficio de China y sólo 22 pequeños países la reconocen formalmente, en buena medida latinoamericanos y del Caribe, lo que provoca un importante resentimiento entre los taiwaneses. En Taiwán, no obstante, la oposición lo acusa de querer aprovechar la reunión para favorecer a su partido, el KMT, que aparece como perdedor en los próximos comicios presidenciales de enero.
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A pesar de las mejores relaciones entre Pekín y Taipéi, China había declinado hasta el momento una reunión entre Ma y Xi. Muchos analistas se interrogan ahora sobre las razones que han llevado a las autoridades chinas a aceptar finalmente el encuentro.
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