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RAFAEL MAÑUECO (corresponsal)
Sábado, 7 de febrero 2015, 11:39
La primera aparición pública del presidente ruso, Vladímir Putin, tras su maratoniana ronda de conversaciones del viernes con su colega francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, no ha sido para respaldar el plan de paz para Ucrania franco-alemán ni para elogiarlo. Prueba de que las discrepancias deben ser significativas lo constituye el hecho de que Putin se pusiese ayer a la defensiva.
A su juicio, hay un intento en curso de "perturbar el orden mundial". En su intervención ante el IX Congreso de la Federación de Sindicatos Independientes de Rusia, ayer en la ciudad balneario de Sochi, el jefe del Kremlin habló de la existencia de una "estructura global" que, en clara alusión a Estados Unidos, "actúa bajo las órdenes de un único líder incontestable y se cree que es capaz de hacer lo que quiera en el mundo".
"Si otros países quieren vivir en un régimen de semiocupacion, allá ellos, pero nosotros no lo aceptaremos", advirtió Putin. También se refirió a las sanciones impuestas por Occidente contra su país admitiendo que "nos están causando cierto daño pero tampoco se puede decir que tengan una eficacia real". Según su apreciación, las sanciones servirán para unir más al pueblo ruso, "eliminar dependencias y fortalecer nuestra soberanía". En respuesta al aluvión de reproches que le dirigieron ayer desde Múnich, el primer mandatario ruso afirmó que "no deseamos librar ninguna guerra contra nadie".
Estas palabras no eran las que ayer esperaban de Putin los analistas y la prensa. Y es que toda la atención está ahora puesta en conocer el resultado de las negociaciones del viernes con Hollande y Merkel y en averiguar los pormenores del plan de paz.
La radio Eco de Moscú citaba ayer el parecer de diversos expertos y la opinión general es que el intento de Francia y Alemania de consensuar con Rusia una iniciativa que acabe de una vez con la sangría en el este de Ucrania "no ha dado resultados".
Según personas del entorno de Hollande, hay divergencias en las negociaciones sobre el nivel de autonomía que deberán recibir las regiones de Donetsk y Lugansk, sobre los términos de la retirada del armamento pesado y, más todavía, sobre el control de la frontera con Rusia. Prácticamente desde el principio del conflicto, el presidente ucraniano, Piotr Poroshenko, ha venido demandando una supervisión internacional de la frontera para evitar que a través de ella siga llegando ayudar militar rusa para los rebeldes.
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Los medios de comunicación leales a Putin no se mostraban ayer muy satisfechos de que los dos principales países de la Eurozona traten de arrancar a Putin un compromiso para "proteger" a las autoridades de Kiev. Los tertulianos oficialistas estiman necesario que los prorrusos "ganen primero la guerra" a las tropas ucranianas antes de acometer negociaciones de paz.
Los líderes separatistas tampoco se muestran pletóricos ante la posibilidad de un alto el fuego. El representante en las negociaciones de Minsk de los insurgentes de Donetsk, Denís Pushilin, afirmaba ayer que el viaje a Moscú de Merkel y Hollande "no ha contribuido a que disminuya la intensidad de los bombardeos" de parte de la fuerzas ucranianas.
Por su parte, el presidente del autoproclamado parlamento de la misma región secesionista, Andréi Purguin, aseguró, ignorando los últimos esfuerzos hacia la consecución de un acuerdo de paz, que "estamos ante un callejón sin salida. Los acuerdos alcanzados en Minsk no satisfacen a nadie". Pero lo que más preocupa a los sublevados es que un eventual acuerdo entre Francia, Alemania, Rusia y Ucrania no reconozca sus conquistas territoriales, conseguidas en los últimos días, a la hora de delimitar la línea de separación.
El único que se mostró ayer optimista sobre la posibilidad de que la iniciativa franco-alemana fructifique en un acuerdo fue el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
"Estas negociaciones van a continuar, como ya saben. Creemos que es perfectamente posible lograr resultados y ponerse de acuerdo sobre recomendaciones que permitan a las dos partes desactivar verdaderamente el conflicto", dijo Lavrov en su alocución ante la Conferencia de Seguridad de Múnich.
Hoy está previsto que Putin, Poroshenko, Merkel y Hollande hablen por teléfono para tratar de cerrar el acuerdo sobre el plan de paz franco-alemán. Si no lo logran, las conversaciones podrían prolongarse durante tiempo indefinido.
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