La Virgen de la Fuensanta de Coín vuelve a su templo tras una concurrida romería

Desde el sábado a primera hora, los coineños peregrinaron en sus carretas hasta la ermita de la Fuensanta, donde la Virgen permanece desde principios de mayo. El punto de partida es la plaza Alameda, con cinco kilómetros de viaje llenos de música y baile: el camino transcurre con gente en carretas, andando, a caballo o esperando en las fincas por las que discurre la romería hasta llegar a la ermita, situada cerca del Llano de las Marías, entre Coín y Monda.

Uno de los momentos más emotivos tuvo lugar a mitad del camino, donde los romeros se refrescaron del calor y el cansancio con el agua del río Pereila, donde tradicionalmente los veteranos bautizan a los niños que acuden por primera vez a esta fiesta. Ya por la noche, se organizó una misa en honor a la patrona que comenzó a las 21.30 horas, para realizar a continuación una pequeña procesión por las peñas y casetas que hay en el llano de la ermita.

El segundo día de romería comenzó con un concurso de carretas, que tiene un premio muy especial: llevar a la Virgen de vuelta hasta su iglesia. Solo participan en este concurso las carretas con bueyes. En esta edición, fueron dos las de este tipo: una de ellas consiguió encabezar el cortejo de la Hermandad de la Virgen de la Fuensanta, en un camino de vuelta que comenzó el domingo a las 16.30 horas seguido de las numerosas peñas romeras.

Tras un intenso día, la Virgen de la Fuensanta llegó a la iglesia de San Juan pasadas las 22.30 horas de la noche del domingo. Será homenajeada de nuevo el 15 de agosto, día de la patrona en la feria de Coín.

Esta virgen, muy querida por el pueblo, celebró el pasado año el 50 aniversario de su coronación canónica, siendo una de las primeras patronas coronadas en la provincia.Su curiosa leyenda y el fervor popular que genera por su «protección» al pueblo durante las catástrofes naturales ocurridas hace siglos han hecho que se convierta en una de las patronas más conocidas del Valle del Guadalhorce. Se trata de una talla del siglo XV, de sólo 11 centímetros de altura.