Se han convertido en los lugares más fotografiados de Alhaurín de la Torre. Instagram se ha llenado de etiquetas que referencian las tres pistas deportivas que han pasado por la brocha de Víctor García. Este malagueño afincado en Alhaurín de la Torre desde los nueve años es el artífice de un proyecto artístico que ha sacudido a la localidad, alterando el tono de sus barrios. 'Play in Colors' (juega en colores, en inglés), es el primer paso del creador, que busca instaurar en Europa el concepto urbano que nació en California a lo largo de los noventa. «Cuando vemos una película sobre el futuro vemos que se cuenta como un espacio en blanco, en grises, pero realmente el futuro creo que está totalmente pintado de colores, y esto es un ejemplo más de otra superficie, consiste en pasar de lo vertical a lo horizontal, pintar el suelo como si fuese un lienzo».
La iniciativa de García está ideada para crear una sensación «envolvente», que influye en el ánimo de los jugadores, aunque no solo está dirigido a los deportistas. «Al final las canchas son un espacio que tiene muchos usos, sociales y culturales». Con sus trazos, centrados más en el color que en el dibujo como tal, García pretende dar vida al entorno. «La verdad es que desde que hemos hecho las transformaciones hay mucha más gente por aquí, a todas horas», comenta el artista.
La primera pista que se llenó de colores fue la de la Avenida Pau Casals, de Capellanía (que ilustra esta información). Posteriormente fue el turno de Viñagrande y finalmente la de la barriada de El Cordobés. «Está pensado para los chavales, para adecuar las pistas y transmitir emociones». El proyecto fue asumido y sufragado por el Área de Deportes de Alhaurín de la Torre, dirigida entonces por Prudencio Ruiz.
García estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Málaga, y más adelante ha hecho tres másters diferentes en varios puntos del país, el último de ellos en Barcelona. Actualmente está promoviendo la idea de 'Play in Colors' en distintos puntos de España y del mundo: «Acabo de presentar una propuesta en Berlín, espero que la acepten», comenta. La primera pista que diseñó en Alhaurín de la Torre fue pionera en el país, aunque ahora se está extendiendo por otras ciudades, como Valencia.
El proceso mediante el cual García pinta las pistas deportivas es largo y complejo. «Suelo tardar unos veinte o treinta días», comenta, ya que antes de dar vida a los dibujos hay que restaurar el pavimento. Para este proyecto en concreto buscaba unos colores especiales y el material necesario ofrece una paleta muy reducida, por los que tuvo que convencer una de las principales productoras de este tipo de tintes para que crease un catálogo mayor. Se trata de una pintura con alta carga de mineralización, diseñada para ser antideslizante y tener una vida útil de cinco a diez años.
Su estancia en California (Okland) es la que marcó todo el proceso. «Estuve visitando talleres, exposiciones y colaborando en diferentes proyectos, en Los Ángeles, en Venice Beach, las pistas están pintadas y muy deterioradas, pero es un deterioro bonito, porque significa que ha habido vida».
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