Varias personas con sus mascotas son rescatadas en Cártama por la crecida del Guadalhorce

Un hombre permanecía este mediodía sobre el tejado de su casa aislada por la crecida en un diseminado de la zona de Doña Ana, en Cártama. El camino está intransitable y aunque agentes de la Guardia Civil han intentado vadearlo, la corriente era tan fuerte que hacía imposible cruzar el río para acceder hasta él, según indicaron fuentes del operativo.

A esas horas se estaba a la espera de la llegada de un helicóptero, o bien de la bajada del caudal, que ya iba en descenso, aunque todavía no se sabía con seguridad si el rescate se haría por tierra o por aire.

Es una de la decena de personas y mascotas que han tenido que ser rescatadas en varios diseminados, especialmente en Santa Ana pero también en la zona del Molino Carvajal. En este último, se ha rescatado a un vecino en buen estado, que ha sido trasladado al pabellón de Cártama.

Aurora Junquera, vecina de la barriada Doña Ana, ha sido evacuada esta mañana de su casa con la ayuda de la Guardia Civil, en compañía de sus perros. «Ha llovido tanto que se ha anegado toda la parcela. Nos pusimos a sacar agua como pudimos y de pronto empezó a entrar tan rápido que ya tengo más de medio metro en mi casa», se lamenta, en declaraciones a SUR. «En la parcela nos llega por la cintura, y dentro de la casa, hasta la rodilla», señala.

Son cinco de familia, pero a su hija no le ha pillado porque se fue por la mañana muy temprano a trabajar, con su hijo. Junto a ellos se ha podido desalojar sin incidentes a sus cuatro perros, mientras que un caballo pudo ser puesto a cubierto antes de que llegara lo peor. «Han sido momentos muy angustiosos», asegura, y añade que la única solución es que «limpien en condiciones los cauces de los ríos, que tenemos un tronco de un eucalipto tirado en el cauce desde hace años. Y si van a abrir las compuertas (de los embalses), por lo menos que avisen».

Otro de los vecinos de Santa Ana que ha sido rescatado es Ricardo Cosilla. «¡El río hay que limpiarlo!», exige. «Ser ecologista está muy bien, pero si no se quitan las cañas, se drena y se limpia, eso es una balsa. El agua podría ir mucho más rápido porque hay mucha sedimentación y suciedad, cada vez tiene menos cauce».

La noche ha sido muy larga en sus viviendas. «Hacia las 4.00 de la madrugada nos dimos cuenta de que teníamos que dejarlo porque era inútil, estábamos luchando contra algo que puede más que nosotros, han sido miles de litros». Ricardo Cosilla describe su sensación de «impotencia», al ver el agua dentro de su casa por la rodilla; y agradece la ayuda de la Guardia Civil. «La única solución es que limpien el río, si no ocurrirá cada dos por tres».

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