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«Nunca debemos olvidar de dónde venimos, nuestros orígenes son lo más importante». El padre Bartolomé Alcántara nació en la pequeña aldea Arroyo Coche (actualmente 150 habitantes, perteneciente al municipio de Almogía), y pese a haber recorrido media Andalucía y trabajar en la diócesis de Sevilla, siempre ha tenido presentes sus raíces. Desde 1973 hasta 1983 luchó a capa y espada por su «pequeña isla», en la que no había ni luz, ni agua, ni carreteras que la comunicaran con Málaga, y trató de que la capilla-escuela rural fundada por el cardenal Herrera Oria no desapareciera.
Desde entonces, ese edificio ha sido el centro neurálgico de la pedanía, templo para la oración pero también para el día a de los vecinos de todas las generaciones. Con el paso del tiempo, las instalaciones se han ido deteriorando y, aunque se pueden utilizar, hay que tener «mil ojos» con los niños, destaca la presidenta de la asociación de vecinos de Arroyo Coche, Teresa Rodríguez.
En los últimos años, don Bartolomé ha tratado de conseguir los recursos necesarios para reformar y restaurar el punto de encuentro de los vecinos, pero las cuentas del Obispado están en horas bajas y no han podido aportar los fondos, pese a que hace dos años se mostraron decididos a sumarse a la causa. Por ello, ante la posibilidad de que el proyecto cayera en el olvido, el sacerdote se ha convertido en el último mecenas de Arroyo Coche, asumiendo por su cuenta y riesgo la reforma integral de la capilla tras pedir un préstamo personal una vez ha recibido autorización de sus superiores. «Tengo cincuenta años y he pasado ahí gran parte de mi vida, significa mucho para el pueblo lo que va a hacer don Bartolomé», añade Rodríguez.
Según detalla el sacerdote, ha tomado la decisión para evitar que ni los vecinos ni el Obispado tengan que asumir «coste alguno», aunque muchos de los habitantes de la pedanía se han ofrecido a ayudar con los trabajos. «Hay muchas parroquias que están con problemas y en mala situación, he decidido hacer esto como un regalo por haber nacido allí», añade don Bartolomé.
Actualmente el proyecto de restauración está en proceso de ser redactado, aunque se desarrollará en varias fases. En la primera se arreglará el tejado, el punto más crítico y que demanda más atención. La segunda intervención, programada para el otoño, pasa por picar las paredes por dentro y por fuera, «que están en muy mal estado», y crear un nuevo cubrimiento para el edificio. El resto de las modificaciones están todavía «en estudio».
Todos los cambios han sido aprobados y autorizados por elObispado tras una visita del Vicario General de la diócesis de Málaga y Presidente de las escuelas rurales de la diócesis el padre José Sánchez Herrera.
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