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La familia Pérez-Díaz, de Bobadilla Estación, pasó toda la noche achicando agua de su casa.

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La familia Pérez-Díaz, de Bobadilla Estación, pasó toda la noche achicando agua de su casa. Salvador Salas

Teba y Bobadilla: «El agua nos sacó de la cama»

La parte baja de Teba sufre graves daños por el desbordamiento del Río de la Venta, que anegó viviendas y un polígono industrial

Lunes, 22 de octubre 2018, 00:22

«Menuda noche hemos pasado». La familia Pérez-Díaz vive en calle La Cruz de Bobadilla Estación e invirtió toda la madrugada del sábado al domingo en evitar que el agua subiera de nivel en su vivienda. La casa conecta dos calles de diferente altura, por lo que el pasillo principal y el salón hicieron las veces de canalización espontánea convirtiendo la estancia en una especie de río. «Tenemos los nervios que nos va a dar algo», apuntaba la madre, fregona en mano. Varios vecinos trabajaban a la vez achicando agua, que entraba sin control y alcanzado los treinta centímetros. El sumidero del garaje de la vivienda estaba saturado y todos coincidían en un sentimiento: «Esta noche no se nos olvidará nunca».

En la casa de al lado, un matrimonio joven tuvo más suerte. «Nos pilló despiertos y empezamos a sacar cubos de agua». Por fortuna, los muebles se salvaron aunque las paredes están llenas de barro. «Cada minuto llenábamos varios cubos de litro sin parar; hemos estado toda la noche despiertos», lamentaban.

Bobadilla Estación, de apenas 400 habitantes, sufrió toda la fuerza de la tormenta en torno a las cuatro de la madrugada. Desde el primer puesto de mando que se estableció a nivel comarcal, en la sede de Protección Civil Antequera –más adelante se trasladó al parque comarcal de bomberos–, el responsable del Consorcio, Francisco Delgado Bonilla y el alcalde de la ciudad, Manuel Barón, decidieron enviar un destacamento acompañado por efectivos de protección civil y Policía Local a la barriada, desde donde llegaban avisos precipitados por la llegada repentina de la tormenta.

El acceso al lugar estaba completamente impracticable: una de las avenidas principales se convirtió en un río de gran altura que se adentraba en las casas y puso muy difícil a los efectivos de emergencias las labores de asistencia. En esa coyuntura se produjeron varias escenas de riesgo y algunas de ellas se saldaron con un traslado in extremis a la estación de ferrocarril, que se convirtió en un centro de acogida improvisado. Allí, un matrimonio con su nieto se recuperaban del susto. Según relataron a SUR, la casa «se inundó» a gran velocidad. «El agua nos sacó de la cama». La riada hizo que en pocos segundos los colchones estuviesen «prácticamente flotando». Junto a ellos pasó la noche un joven que fue de visita desde Antequera. Cuando quiso volver, se encontró atrapado en la barriada.«No sé cómo voy a volver a casa», afirmaba.

En la vega donde se ubica la estación, miembros del Consorcio de Bomberos efectuaron el registro de un vehículo que se avistó semisumergido y con las luces encendidas. Dos buceadores se aproximaron haciendo frente a la corriente para comprobar que los ocupantes pudieron salir a tiempo: fue una de tantas actuaciones de tantas que tuvieron que llevar a cabo.

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