Paqui Lezama: «Recorrer las calles de Montecorto llenas de luz da sensación de libertad»

Lo primero que llamó la atención a esta granadina al llegar a Montecorto fue «el enorme pinar a las espaldas del pueblo». Oriunda de Güéjar Sierra, se trasladó a este rincón malagueño en 1988, después de que su novio y ella terminaran sus carreras. Ella, maestra, él, farmacéutico. «Cuando llegamos hace más de 30 años solo había una carretera de montaña muy estrecha y Montecorto era todavía una pedanía de Ronda. Aquí nos encontramos a gente muy acogedora con un trato muy cercano», cuenta Paqui. Desde entonces son muchas las cosas que han cambiado pero «el trato de la gente sigue siendo igual de bueno». Ella lo sabe bien ya que dio positivo en Covid y pudo contar con sus vecinos: «No tengo palabras para agradecer la cantidad de gente que me ofreció ayuda», sonríe.