Diego y Rodri, la conexión entre Benarrabá y Venezuela que es un ejemplo contra la despoblación

En estos apenas dos años, ha conseguido ejecutar alrededor de 60 proyectos de instalaciones eléctrica, de fontanería y de telecomunicaciones, fundamentalmente en el entorno de los pueblos de la Serranía de Ronda y el Valle del Genal, como Gaucín, Algatocín, Ronda y Benarrabá, entre otros. «Hay mucho movimiento de viviendas turísticas, nuevas construcciones y también reformas, la verdad es que no paro, tengo trabajo como para 2 ó 3 meses vista», confiesa Rodríguez.

Hijo de un empleado municipal del área de los servicios operativos del Consistorio de Benarrabá, este joven está convencido de que «se puede vivir y trabajar en los pueblos pequeños». «Necesitamos el apoyo de las instituciones y que se mejoren las comunicaciones por carretera», advierte. «Cuando estaba estudiando tuve la oportunidad de irme fuera a trabajar, a Málaga o a Algeciras, pero decidí hacerlo desde aquí», cuenta el joven instalador, que se ha sumado al programa 'Metapueblos' de la Diputación para incorporar a un trabajador en prácticas casi seis meses, en un programa que pretende luchar contra la despoblación del interior de la provincia.

En su caso se trata del venezolano Rodri Rangel, de 45 años, que lleva residiendo en España apenas dos, desde que salió del país sudamericano «huyendo de la pobreza y de la miseria», dice. El empleado está «muy contento» con el trabajo que realiza a las órdenes del joven de Benarrabá, un municipio en el que se instaló este venezolano tras una breve estancia en Alicante. «Estoy muy agradecido de estar aquí en España, he solicitado la protección internacional y estoy a la espera de ver si me conceden el asilo», cuenta Rangel.

Aunque en su país natal había trabajado únicamente en el sector de las telecomunicaciones, en el departamento de atención al público, está «muy contento» de aprender el oficio en fontanería y electricidad». «Ésta es una zona muy bella y hermosa, que tiene unos grandes recursos naturales, me recuerda un poco a la zona de donde vengo, Táchira, en la frontera con Colombia», cuenta.

Por su parte, Diego Rodríguez explica que la mayoría de los trabajos que han desarrollado han sido en el sector residencial, aunque también han hecho algunos proyectos para empresas. Incluso, han montado ya un equipo de energía solar fotovoltaica para autoconsumo. «Son proyectos muy interesantes, y cada vez hay más gente apostando por este tipo de instalaciones para ahorrar en la factura de la luz», sostiene.

Instalaciones de chimeneas, bombas de calor, sistemas de aerotermia, aires acondicionados... la lista de proyectos que han desarrollado o tienen pendientes de realizar en los próximos meses, es muy extensa. «Estoy muy contento y orgulloso de poder dedicarme a lo que he estudiado y seguir viviendo en mi pueblo», confiesa Diego Rodríguez, quien aún no tiene hijos con su pareja «pero espero tenerlos», apunta.

Sus padres, Vicente y Oliva, están muy orgullosos de él, y también de su hermano, Manuel, de 20 años, que sí ha decidido mudarse a San Pedro de Alcántara, en Marbella, para trabajar en el sector hostelero. «Él también está contento, aunque en el pueblo se vive más tranquilo», sostiene el mayor de los dos hermanos.

Si tiene que ponerle un pero a su trabajo diario son las carreteras de la zona, estrechas, repletas de curvas y, en muchos casos, sin un mantenimiento adecuado. «Aunque ya estamos acostumbrados, es verdad que son muy peligrosas, pero hay que conducir siempre con mucho cuidado», apostilla el joven empresario de Benarrabá.