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María sonríe contando cómo se quedó este lunes atrapada en su propia casa, al inundarse por la dana que afectó a su pueblo, El Burgo. Y lo hace porque, cuando relata el episodio, tiene en la mente a Valencia y a Albacete y sabe que en su caso, no ha habido que lamentar daños personales. Ambas situaciones, no son comparables, la segunda supera en magnitud con creces a la primera, pero en esta localidad de la Sierra de las Nieves se vivieron momentos de angustia y pudo haber alguna pérdida personal, como indicó la alcaldesa, María Dolores Narváez, sobre todo, por la «imprudencia» de algunos vecinos que se acercaron demasiado a los cauces crecidos del río Turón y de varios arroyos.
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A María la sacó su propio hijo, que tiene una empresa de excavaciones, Excavaciones García Jiménez, en la pala de una máquina. «Empezó a entrar agua fuera, se llenó el saneamiento y empezó a salir por los baños, sobre todo salía barro. El agua llegó al pasillo, pero fuera era todo una piscina. Estaba atrapada en mi casa, me sacaron por el vallado, en la pala de la máquina de mi hijo. Bajaron el vallado y me auparon entre Protección Civil y los bomberos (del CPB de Málaga) y salté a la máquina», explicó esta vecina de El Burgo que añadió que pasó miedo y que le dió por llorar de la impotencia: «No podía hacer nada, ni salir de mi casa, ni podían entrar, no me quería ir, pero me dijeron que lo tenía que hacer, cogí las medicinas, el móvil y el cargador».
«A mí no me pasó nada, no me dolía nada, pero tenía impotencia, tuve que rescatar también a mis perros, esta mañana me he levantado como si me hubiesen dado una paliza, el susto me lo llevé... Otras veces ha entrado un poco de agua, pero no así», indicó.
Su marido, Juan Manuel García, describió la situación vivida como «complicada». A él le pilló en Coín, trabajando, y su mujer le llamó alarmada. «No se esperaba tanta agua, cayó mucha agua en poco tiempo, el arroyó saltó... Se metió en todas las parcelas, en la mía, tenía más de un metro de altura, entró por la cancela y rompió un muro por el que pudo salir», explicó.
El hijo de María y Juan Manuel, Juan Manuel García, calculó que tendrá entre 4.000 y 5.000 euros en daños. En una parcela continua a la de sus padres guarda su máquinas y sus herramientas. «Prácticamente, ha desaparecido la parcela. Yo estaba trabajando con la máquina en las carreteras y me llamó mi madre, que le estaba entrando el agua», dijo. «Pasamos miedo e incertidumbre, de no saber qué iba a pasar. Los daños materiales se arreglan, el carril, que ha desaparecido, se arreglará, pero el susto nos lo llevamos...», expresó este joven que afirmó que, en su caso, nunca había visto llover así en el pueblo.
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«Los daños materiales se limpian, los personales, no, y aquí no ha habido»
A otra vecina cercana, que no quiso citar su nombre, afectada por la situación, también le entró el agua en su vivienda, en su sótano. «No estaba en casa, cuando llegué había agua en el sótano, la piscina llena de barro...», contó, mientras limpiaba. «Afortunadamente, la familia es grande... Los daños materiales se limpian, los personales, no, y aquí no ha habido», dijo, refiriéndose a las personas que le han ayudado a achicar agua y a retirar el lodo.
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En el polideportivo de El Burgo, varios empleados municipales se afanaban este martes en limpiar las huellas del temporal. En este recinto, la crecida de un arroyo tumbó el muro del espacio. «Vivimos miedo e impotencia y a esperar que cayese el agua y ya está», puntualizó José Antonio Martín, uno de estos trabajadores. «Aquí no hay que lamentar vidas como en Valencia y Albacete», expresó.
A Agustín Ríos, literalmente, la crecida de dos arroyos que confluyen en la entrada del pueblo, le ha quitado su huerta. «Tenía plantadas cebollas, habas, chícharos... De todo... Las gomas, las llaves del agua, el goteo... Todo se lo ha llevado. No me pilló aquí porque tuve que esperar a otro vecino aquí al lado para un asunto», lamentó este vecino que está convencido de que si los arroyos en cuestión hubiesen estado limpios y encauzados, «no hubiera pasado esto, están llenos de zarzales, árboles... ¡Y ponte a cortar un árbo, que te meten en la cárcel!», concluyó.
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Por su parte, la alcaldesa continúa valorando los daños. Explicó que hay varias familias, que viven en el campo, que están comunicadas y que no pueden salir de sus casas hasta que el nivel del río Turón baje, por afectar a los accesos a sus propiedades. «Están bien, hay dos menores que este martes no han podido ir al colegio», dijo Narváez, que también señaló daños en caminos públicos y que aún no se atrevió a cuantificar económicamente los destrozos.
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