Las Carmelitas Descalzas de Ronda recibirán la Medalla de la Ciudad

Las monjas Carmelitas Descalzas de Ronda recibirán en el mes de noviembre, la Medalla de la Ciudad de Ronda, tal y como se aprobó este lunes en el pleno ordinario correspondiente al mes de octubre y en base a la petición popular, avalada con más de mil firmas de vecinos, que se ha registrado. Inicialmente, estas religiosas, que custodian la mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús, iban a ser nombradas Hijas Adoptivas de Ronda, pero la alcaldesa, María de la Paz Fernández, explicó que el reglamento en este sentido que, por otro lado, se está renovando, impide tener más de cinco Hijos/as Adoptivas que estén vivos, como es el caso actual.

Hay que destacar que el reverendo rondeño, presbístero de la Archidiócesis de Toledo y oficial de la Santa Sede, Salvador Aguilera, entregó a la alcaldesa el documento de la citada solicitud y que a estas monjas les ha sido concedido un Año Jubilar por el Papa, por el centenario de la fundación de su convento, el Convento el Corazón Eucarístico de Jesús, que se sitúa junto a la Iglesia de la Merced, en el centro de la ciudad del Tajo. Por este motivo, se han llevado a cabo distintos actos. La entrega de la Medalla se producirá una vez que se clausure el Año Jubilar.

«Son un refugio espiritual para la ciudad, además de gozar del cariño de la misma», dijo el concejal Ignacio Alonso, que defendió este punto del orden del día en el pleno. «Dicho nombramiento quiere refrendar aquello que los rondeños sienten en su corazón hacia esta comunidad, la cual, desde hace cien años, es pulmón espiritual de cuantos se acercan a pedir oraciones, a recibir un consejo o a venerar la reliquia de la mano de Santa Teresa de Jesús», recordó con anterioridad la alcaldesa.

Son cientos de personas las que a diario veneran la mano de Santa Teresa de Jesús que partió de Ronda y regresó para participar en un estudio sobre el estado de conservación de ésta y otras reliquias de querida religiosa.

Por último, esta orden en Ronda cuenta con un número escaso de monjas, por lo que éstas temen el cierre del Convento y que la mano de Santa Teresa, finalmente, abandone de la ciudad del Tajo.

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