Juan e Isabel, junto con su nieto Yeray, en su puesto. V. MELGAR
SUR Ronda

Bodas de plata del matrimonio de castañeros de Ronda

Isabel y Juan cumplen 25 años en el oficio, que mantiene en la ciudad del Tajo desde su puesto fijado en la céntrica plaza del Socorro todo este tiempo

Domingo, 2 de febrero 2025, 00:37

Isabel y Juan son toda una institución en Ronda. Son los castañeros de la localidad, un matrimonio que ha cumplido 25 años en el oficio, por lo que el Ayuntamiento, reciemente, ha querido reconocer su labor y su contribución a mantenerla viva, con la entrega de una placa. Ambos, con su puesto para asar y vender este fruto, forman parte de la escena que a diario pinta la céntrica plaza del Socorro, prácticamente, en su confluencia con Carrera Espinel o calle La Bola, la vía comercial del municipio. Un hervidero de rondeños, serranos y turistas en el que son y han sido fijos Isabel y Juan.

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Ambos se iniciaron en el oficio hace un cuarto de siglo, junto con otra pareja, sus compadres, que, finalmente, se fueron a vivir fuera, a La Línea. «Nos quedamos nosotros dos, pero también había más castañeros, entre ellos, 'el Rano', que falleció», cuenta Isabel. En la actualidad, son los únicos castañeros que siguen en activo en Ronda.

Siempre han estado en la plaza del Socorro, aunque cuando comenzaron se instalaban más cerca de calle La Bola. «Cuando remodelaron la plaza del Socorro, nos propusieron meternos un poco más en ella», dice esta rondeña que ha visto cómo ha cambiado este emblemático espacio de la localidad, que, inicialmente, contaba con un pavimento blanco y negro, muy característico. «También estaba la Farmacia Delgado, Costa Sol... Y nosotros aquí, perennes», bromea Isabel, muy risueña y amable, rasgos que, a buen seguro, también han contribuido a fidelizar a sus clientes.

Dice que los tiene fijos, rondeños, que todas las tardes acuden a por su cartucho de castañas, en papel de periódico reutilizado así. «Pero vendemos más a los turistas, es la verdad. Los asiáticos, sobre todo, se sorprenden mucho, les llama la atención. También vendemos madroños, cuando es su tiempo, y los confunden con lichis», explica.

En el puesto de Isabel y Juan luce un cartel que anucia el precio del cartucho, 1,5 euros. Está en varios idiomas: «Nosotros pusimos castañas asadas, en español, y muchos clientes de otras nacionalidades han ido escribiendo la traducción en sus idiomas», comenta esta rondeña, muy orgullosa, al igual que lo está de la placa que le ha entregado el Ayuntamiento en la que se lee: 'En reconocimiento a Doña Isabel Sánchez Berdugo, quien durante 25 años ha venido manteniendo una de nuestra tradiciones gastronómicas más arraigadas en la Serranía'. Está firmada por la alcaldesa María de la Paz Fernández, que acudió al puesto acompañada por la edil de Derechos Sociales, Cristina Durán.

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No son las únicas políticas que han mostrado especialmente su afecto a Isabel y su marido, también el ex alcalde Antonio María Marín Lara, que falleció. Éste les hizo un puesto, que se renovó por su deterioro, ya que estos castañeros empezaron con una mesa de la playa y una sombrilla. «Nos pidió que dibujásemos un diseño», recuerda Isabel.

Ésta confiesa que el de castañera es un oficio «duro». «Se pasa mucho frío, estamos desde octubre hasta febrero, traemos castañas de aquí, Huelva, Cáceres, Galicia, China... Hay días fríos que no pasa nadie, estamos los leones (del monumento de Hércules en la plaza) y nosotros. Vendemos más con el sol y el buen tiempo», afirma esta rondeña. No hay secretos para asar castañas, según ella: «Es cogerle el truco, al principio nos costaba mantener el fuego. Les echamos sal para que no se manchen las manos al pelarlas y también les de un punto especial».

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Hasta Carnaval

Estos castañaros alargan la vida del puesto hasta Carnaval, si pueden. «Tengo que alargarlo, si no, me quedo parada», añade Isabel. A sus 56 años compagina este oficio con tareas de limpieza. Se puede decir que es una abuela con mayúsculas ya que tiene a su cargo a su nieto Yeray, del que su madre no puso hacerse cargo por problemas de salud. «Trabajamos para él, luchamos por su custodia», echa la vista atrás, recordando aquel capítulo que le tocó vivir, cuando ella también estaba enferma. «He superado dos tumores», relata, victoriosa también tras esta otra batalla y mirando a su nieto, que les acompaña en el puesto al ser festivo local, por la Patrona de Ronda, en el momento de hacer este reportaje.

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