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Ronda y la Serranía son tierras de vinos tintos. Así lo manda la tradición vitivinícola en la zona, pero en los últimos años, la situación está cambiando. El blanco pide paso. En la actualidad, pocas son ya las bodegas que no cuentan entre sus referencias ... con algún vino elaborado a base de estas variedades de uvas, una sorpresa para el enoturista, que busca los tintos, e, incluso, para los lugareños. La comarca cuenta con la llamada Ruta del vino de Ronda y Málaga, certificada por la Asociación de ciudades españolas del vino (Acevin). El itinerario nació en la Serranía, que albergan la mitad aproximadamente de las bodegas, un total de 23, de Málaga, y se trabaja ahora, de ahí su nombre, en la ampliación al resto de la provincia.
Según explicó el presidente de la Asociación de bodegueros y viticultores de la Serranía de Ronda, Pedro Morales, los vinos blancos representan ya casi el 20% de los que se producen en la Serranía, un porcentaje que ha crecido en la última década. «Están ganando terreno. Aún están lejos de la producción de tinto, pero si hace diez años apenas llegaban al 5% de la superficie de viñedo, a día de hoy rozan el 20%, es decir, que de casi las 300 hectáreas que se cultivan en Ronda, en torno a 50 son de variedades blancas. Muchos de los nuevos cultivos son de éstas», comentó Morales, al tiempo que destacó, por tanto, el auge de los blancos rondeños.
Para la elaboración de los blancos se utilizan en la zona las variedades Chardonnay, Viognier, Sauvignon Blanc y Moscatel. La producción de blanco, que representa el 18% del total (80%, vino tinto;y 2%, vino rosado), varía respecto a la de tintos, principalmente, en lo que respecta a la retirada de las pieles de las uvas. «Por regla general, tanto a los vinos blancos como a los vinos rosados, se les retiran las pieles, pepitas, raspones... las partes sólidas, antes de comenzar la fermentación, lo que se llama descube, por lo que ésta la realizan solo con la parte líquida, con mosto. A los vinos tintos se les deja toda la parte sólida para que vayan adquiriendo características de éstas, como pueden ser aromas y color», dijo Morales, que se refirió a los blancos rondeños como vinos con muy buen cuerpo, bien estructurados, con mucha fruta y muy buena acidez. El clima y la altitud de la zona también les confieren un carácter especial.
El consumo de vino blanco es más habitual en verano, al tratarse de una bebida con frescura, pero en la actualidad está de moda. «El consumo de tinto sigue siendo mayoritario en España y seguirá siendo así durante mucho tiempo, pero cada vez se hacen más vinos blancos, en más cantidad y con más calidad. La calidad de los tintos ya está más que reconocida a nivel internacional, pero creo que de aquí a diez años, se reconocerá también a los vinos blancos españoles a nivel internacional», explicó Morales.
Éste recomendó beber blanco, y vino en general, no muy frío, ya que, dijo, se enmascaran las cualidades de los mismos. «En verano competimos mucho con la cerveza, sobre todo en el sur de España, pero poco a poco el consumidor va encontrando vinos que sustituyen a la omnipresente cerveza», expresó. No obstante, subrayó que el vino blanco rondeño se puede beber en cualquier época del año, puesto que por sus características, se pueden maridar con guisos o carne de caza.
Respecto al mercado, el presidente de la Asociación de bodegueros y viticultores de la Serranía apuntó a que la producción, en general, de blancos, tintos y rosados, se queda mayoritariamente en la zona.
24 bodegas existen hoy en Ronda (la mayoría) y en la comarca.
300 hectáreas se cultivan en total de vid en la zona y de éstas, 50 corresponden a variedades de uvas blancas.
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