IIgualeja, en el Alto Valle del Genal, en la Serranía de Ronda, se ha apuntado al arte urbano, aunque intentando que éste no rompa con su tradicional fisonomía y, sobre todo, con el entorno natural que rodea la localidad, que cuenta con una gran extensión ... en su término dedicada al cultivo de la castaña y que, por tanto, es un referente en la zona del llamado Bosque de cobre, del espectáculo que ofrecen los castaños cuando, antes de perder sus hojas en otoño, éstas se tornan doradas, amarillas, marrones, ocres... En una paleta que tiñe en estas tonalidades, esta parte de la Serranía de Ronda. La Primavera de cobre, como también se conoce a este espectáculo de la Naturaleza, atrae cada vez a más visitantes, que realizan las distintas rutas de senderismo que se ofertan y pernoctan en la zona y disfrutan de la gastronomía.
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Se puede decir que Igualeja ha enriquecido esta experiencia con su Ruta de murales, con un total de cuatro obras en distintas fachadas del pueblo que han sido firmadas por el artista José Enrique Ragel, conocido como Bestror. Natural de Benalmádena y autor de otros trabajos en la comarca, como en Montecorto y Jubrique, que cuentan con murales de en torno a 40 y 50 metros de largo, sobre dos muros; Bestror ha dejado en Igualeja proyectos hiperrealistas, con toques modernos y tradicionales, apuntando este pueblo al arte urbano, ya que la mayoría de municipios están apostando por este recurso, aunque, cada uno, buscando su singularidad.
En el caso de Igualeja, los cuatro murales que han pintado de momento giran en torno a la castaña, ya que este cultivo contribuye al sostener, en buena parte, la economía local. «El Ayuntamiento me pidió que todo estuviera relacionado con la castaña, con el Bosque de cobre. Los murales tienen toques modernos y tradicionales y no son excesivamente coloridos, dentro de la temática grafiti, para no romper con el entorno», comentó Bestror, que destacó la acogida de los vecinos de Igualeja: «Mi musa fueron los propios vecinos, que han estado cuidándome y ayudándome, se han volcado», expresó el artista.
Tres de los cuatro murales miden en torno a 12 metros y el restante, sobre 17. El primero muestra a dos niños leyendo «sobre la historia del pueblo», con el Bosque de cobre de fondo. El segundo representa a un hombre con un mulo, cargando sacos de castañas, regresando del campo, con sus herramientas tradicionales. «Este se me resistió muchísimo, mide 17 metros, tardé unos 15 días en realizarlo, la fachada presentó dificultades y lo rediseñamos. Además, está en pendiente y fue complicado», comentó Bestror y apuntó que el bosque que recrea en este caso se fusiona con el existente detrás del mural.
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El tercer mural recoge a una abuela asando castañas, «una escena emblemática de nuestro pueblo», describieron desde el Ayuntamiento; y la cuarta obra es la de un niño, con su perro, regando un castaño. «Integramos el castaño real que hay en ese punto y el perro es el de un vecino», finalizó.
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