Una pausa en los fogones, garrafas en mano y a la calle. Lleva a cuestas un carro de la compra, no muy pesado, de momento, porque está lleno de botellas vacías. Es hora de almorzar, pero tiene una cita a la que no puede faltar, ... a pesar de que sean las 14.30 horas de la tarde. María Victoria Ruiz lleva seis años residiendo en Humilladero y nunca antes había vivido una situación igual a la que vive desde hace un año. El Parque Salvador Allende es la octava parada del camión cisterna que recorre este municipio de la comarca antequerana dos días a la semana para suministrar de agua potable a sus vecinos. Desde hace más de un año, el agua del municipio fue declarada no apta para el consumo humano por parte de la Consejería de Salud, por la alta concentración de nitrato debido al bajo nivel de agua de sus pozos, por lo que no quedó otra opción que recurrir a un camión cuba.
Publicidad
«Humilladero se abastece de sondeos, en diciembre de 2022 el nivel de agua de los pozos bajó tanto que hizo que las partículas de nitrato se concentraran en exceso y, al tener esos valores tan altos, tuvieron que declarar el agua no potable y desde entonces el agua que sale de los grifos no es apta para el consumo humano», explica a SUR el alcalde de la localidad, Miguel Ángel Pérez. El camión llega un día más puntual a su cita, a la que acuden unos quince vecinos. Una vez estacionado, saben cuál es el siguiente paso. Cogen las mangueras, la introducen en las garrafas y así hasta la próxima. Después de un año, tienen la teoría bien aprendida.
La mayoría de los vecinos del pueblo–un total de 3.221– acuden a las cubas los lunes y jueves para coger agua potable que les sirva de suministro para toda la semana, aunque otros han optado por contratar un servicio externo o limitarse a la compra de agua embotellada. «Cada mes Aqua service, la empresa de agua a domicilio, me trae a casa cinco garrafas, lo que supone 40 euros más de gasto», cuenta Chelo Álvarez, una de las vecinas que ha experimentado el incremento de gastos debido a esta situación.
Un gesto tan rutinario como abrir el grifo para lavarse los dientes ha perdido su cotidianidad en este pueblo. «Para nosotros supone tener una organización previa porque el reparto de la cuba nos pilla en horario laboral y no podemos asistir a la recogida, nosotros siempre consumíamos agua embotellada por costumbre, pero con esto el gasto se ha acentuado porque ahora la necesitamos hasta para las mascotas», asegura otro vecino, Juan Quirós. Después de los 400 días sin agua potable en los grifos, los vecinos se han acostumbrado a acudir a las cubas para abastecerse del agua que necesitan para cocinar, lavarse los dientes o lavar la fruta y la verdura.
Publicidad
La cantidad de agua a recoger depende de las circunstancias de cada casa. «Depende de la semana voy un día solo o los dos, no me gusta tener agua almacenada, no somos conscientes del problema que tenemos con la sequía», señala Juana Ruiz. Al igual que ella, María del Carmen Romero también acude al camión según lo que vaya necesitando. «Hoy he venido con cuatro garrafas porque mi marido ha traído acelgas del campo y tengo que lavarlas», sostiene mientras espera su turno. En su caso, Ruiz acude a la cuba un solo día en dos horarios distintos –a primera hora en el colegio y al mediodía en este parque– y a la semana puede gastar unas 20 garrafas, ya que tiene una familia numerosa.
Al igual que en las casas, los negocios han notado notablemente esta falta de agua potable. Según cuenta la propietaria del Bar Evelyn, Evelyn Postigo, en lo que más han notado la falta de agua potable es en la máquina de café, ya que tienen que disponer de garrafas para poder utilizarlas. «El agua para beber la compramos embotellada y cuando vienen los vecinos se la damos gratis, ya que no podemos darle de nuestros grifos», cuenta la propietaria, quien asegura que a la semana recogen alrededor de 36 litros del camión cuba.
Publicidad
Ante esta difícil situación, el anterior equipo de gobierno llevó a cabo la construcción de una Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP), financiada por la Diputación de Málaga. «Está construida pero no se puede utilizar porque no hay agua suficiente, ya que la depuradora tira el 30% del agua que pasa por ella y esto supondría perder la poca agua que tenemos», explica el regidor.
Con el fin de complementar el agua que trae el camión cada semana –unos 10.000 litros de agua distribuidos entre las 11 paradas que hace en el pueblo– el Consistorio está haciendo un estudio en una zona donde «probablemente puede haber agua potable». En este sentido, el alcalde pide ayuda a las diferentes administraciones, ya que en este año han gastado un total de 85.000 euros de arcas municipales para poder abastecer a sus vecinos, quienes esperan las lluvias como el milagro del año. «Hemos hecho un mal uso de un bien finito como es el agua y ahora le estamos viendo las orejas al lobo», asevera Ruiz
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.