Las monjas de la Encarnación de Antequera tienen que hacer dulces para llegar a final de mes

Un convento que se sitúa en el centro monumental de la ciudad, entre la plaza de San Sebastián y la del Coso Viejo. Sor Milagros, con 98 años, es la última que sigue viva de la vieja escuela de bordadoras que tuvieron, elaborando vestidos para el pueblo y mantos, palios y sayas para cofradías como los de la Virgen de la Consolación y Esperanza de la Pollinica.

Pero con el paso de los tiempos, el arte de la costura se quedó obsoleto y las jóvenes de Kenia, que llegaron en 1997, llevaban tiempo pensando qué labor desarrollar para poder mantener una iglesia y un convento tan grandes. Surgió el poder elaborar dulces. «Hace tiempo que veníamos pensando hacer este trabajo. Para nosotras, rezar es lo primero en nuestra vida contemplativa, pero también necesitamos recursos. Todo ha subido mucho y en la comunidad somos seis religiosas y teníamos que buscar ingresos», expone la madre superiora, Angelina Ngina.

Espacio tenían, la antigua cocina era ideal, pero necesitaban un horno para elaborarlos y surgió la ayuda de una familia muy vinculada a ellas. «Ha sido un milagro para nosotras. Los hermanos Jerónimo, Javier y Carmen Santolalla, han seguido lo que sus padres hacían con nosotras, ayudarnos cuando nos hacía falta y nos han donado el horno».

Se pidieron los permisos pertinentes y el 14 de septiembre empezaron a salir las primeras delicias conventuales.

«Nos basamos en recetas antiguas que teníamos en nuestros archivos, a las que les sumamos nuevos ingredientes y formas de entender las pastas y postres y así hemos empezado, ante esta campaña navideña, aunque nuestra idea es fabricarlos durante todo el año».

Entre su productos: pastas caseras 'Carmencitas', bizcocho carmelitano, magdalenas artesanas, roscos de San Elías, galletas de avena, galletas de jengibre y canela y productos con chocolate, como las galletas y el brownie.

Algo que «realizamos pensando en los desayunos y meriendas, porque son dulces para llevar que vendemos en el torno del convento». Todo ante una «Navidad especial para todos porque ya estamos sin mascarilla, gracias a Dios. Nosotras estamos muy unidas a Antequera, una ciudad que nos quiere mucho». Desde septiembre, siguen rezando por todos y «os endulzaremos con nuestro rico arte de dulces conventuales, que como hay que venir por ellos, así hacen ejercicio antes y después y ya verán cómo no engordan», expone sonriendo.

Se pueden comprar todos los días de la semana, entrando por la portería del convento en calle de Los Tintes, de lunes a sábado de 9 a 14 y de 17 a 19 horas, y los domingos, desde las 10, tras la misa de 9. Para cualquier consulta, pueden mandarles un correo electrónico a antequera.carmelitas@diocesismalaga.es o llamando al teléfono 952 73 90 09.

Cuando llegue la próxima factura de la luz, rezarán también para que les alcance el dinero. Así sabrán si han conseguido promocionar la venta de sus productos, en su labor, tras rezar, en el día a día, en este caso, del convento de la Encarnación de Antequera.