José Rodríguez Cámara
Alhaurín de la Torre
Sábado, 9 de diciembre 2023, 23:18
El arqueólogo José Antonio Santamaría está al frente de una investigación, que ha contado con una decena de expertos de la Universidad de Málaga, con el apoyo de estudiantes, y del Centro Superior de Investigaciones Científicas, en los trabajos de campo, que apunta a la ... existencia de vínculos comerciales entre los indígenas que poblaron Alhaurín de la Torre en el siglo VIII antes de nuestra era y los fenicios. Esta labor se ha desarrollado en Taralpe Alto, a lo largo de varias fases, la primera en 2002, en una zona próxima a la carretera A-404, donde se quiere continuar la labor arqueológica.
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Y es que, como explica Santamaría, a raíz de una inspección rutinaria, autorizada por la Delegación de Cultura, para comprobar si las obras en la variante alhaurina afectaban un cercano yacimiento romano, se localizaron indicios de un poblado indígena, lo que abrió la puerta a una labor de análisis mucho más importante de lo que parecía en un primer momento. La vivienda hallada está en un paraje en el piedemonte de Sierra Mijas, con buena tierra para el cultivo y el pastoreo, no lejos de una veta de agua, todavía aprovechada, y a unos cuatro kilómetros de Llanos de la Plata, lugar donde se explota mediante minas, hierro, plomo de plata y cinc.
De hecho, en este yacimiento se ha encontrado un resto de escoria férrea, lo que apunta a la existencia de procesos de manufactura de este material. De igual modo, y esto ha llamado mucho la atención a los investigadores, se han datado más de treinta fusayolas, es decir, las pesas de los telares, al mismo tiempo que fragmentos de ejemplares de murex, que se utilizan para la elaboración de tintes, que aportan el característico color púrpura, muy típico en ambientas fenicios. Esto, relata Santamaría, «nos puede hacer pensar que esta actividad pudo alcanzar en este lugar importantes dimensiones, más allá de lo exclusivamente doméstico».
En contrapartida, la presencia de cerámicas a torno «foráneas», refleja intercambios con las colonias comerciales fenicias asentadas en las zonas costeras, situada en de la desembocadura del río Guadalhorce, como el Cerro del Villar, o en el reciente yacimiento descubierto y excavado en la Rebanadilla, como consecuencia de las obras de ampliación del aeropuerto de Málaga.
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Santamaría resume que, mientras que de Taralpe Alto salían las materias primas, a excepción de las elaboradas en los telares, desde el litoral, se enviaban, ya manufacturados, productos como vasijas con el vino. Este tránsito se daría entre los 10 kilómetros que separan Taralpe del mar, cuando el Valle del Guadalhorce era aún tierra pantanosa, y por lo tanto, todavía navegable.
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