Secciones
Servicios
Destacamos
Los primeros Homo sapiens nunca abandonaron Andalucía. Un nuevo estudio de ADN publicado en la revista internacional Nature Ecology & Evolution confirma la permanencia de grupos humanos en Ardales y Granada durante más de 30.000 años, una continuidad genética en los grupos del sur de ... la Península Ibérica antes, durante y después de la última glaciación hace 20.000 años. Se trata de un hallazgo «singular y único» ya que hasta ahora no se había demostrado este linaje en ninguna zona de Europa, según explica Pedro Cantalejo, arqueólogo e investigador de la Cueva de Ardales durante más de 30 años. «Esta continuidad tan prolongada en el tiempo es excepcional, porque en el resto de Europa las poblaciones humanas sufrieron varios reemplazos por culpa de los grandes cambios climáticos», apunta.
Las conclusiones de este artículo científico se han obtenido a través de análisis de ADN paleolítico, promovidos por el equipo de investigación de la Cueva de Ardales y realizados en el Departamento de Arqueogenética del Instituto Max Planck de Alemania. Hasta ahora, se creía que los mecanismos poblacionales en Europa habían funcionado con vacíos por culpa de los episodios fríos. Con este estudio se confirma que en el sur de la Península Ibérica hubo un grupo de sapiens que permaneció durante el periodo conocido como Paleolítico superior (entre 40.000 años y 10.000 años antes del presente), «constituyendo un refugio poblacional desde donde se expandieron por toda Europa después de que las capas de hielo se retiraran hacia el norte».
El estudio, firmado por genetistas como Vanessa Villalba-Mouco y Wolfgang Haak, analiza restos hallados en la Cueva de Ardales y en la Cueva de Malalmuerzo en Granada. Se recogieron muestras de carbones y un diente humano que fueron procesados dentro del Proyecto de Investigación de la Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba. Estos restos son los que ahora aportan, tras su análisis de ADN, una nueva visión sobre las primeras poblaciones de Homo sapiens en Andalucía.
Las piezas dentales demuestran que estos Homo sapiens vivieron en el periodo más frío de los últimos 50.000 años, conocido como la 'última glaciación', 15.000 años después de que llegaran a la Península Ibérica los primeros humanos anatómicamente modernos y sustituyeran a las exiguas poblaciones de Neandertales. El ADN ofrece el parentesco de los mismos con estas primeras poblaciones acantonadas en Andalucía y también con las posteriores, que tras la glaciación repoblaron todo el Mediterráneo, según indica el investigador. «Los dientes son la caja que mejor guarda la información humana, la médula del diente está protegida por una enorme capa de marfil que lo aísla del exterior y no hay posibilidad de contaminación. El ADN se consigue en el polvo de esta médula».
Asimismo, se han realizado dataciones y estudios genéticos a cuatro individuos depositados en la necrópolis colectiva de la Cueva de Ardales entre hace 7.253 y 5.042 años, que comprende los periodos conocidos como Neolítico antiguo al Calcolítico (Edad del Cobre). El enterramiento más antiguo es el de un adolescente que falleció con once años y es conocido entre los investigadores como 'niño de la escalinata' por el lugar donde fue hallado. En él, se ha podido determinar su ascendencia familiar de la zona turco asiática, aunque sus trazas de ADN también lo emparentan con poblaciones antiguas de cazadores paleolíticos.
En otro individuo varón, fallecido cuando tenía entre 25 y 30 años, los rasgos genéticos apuntan a que su familia no era del territorio, por lo que se puede concluir que desde el Neolítico las poblaciones antiguas acantonadas en Andalucía se nutrieron, frecuentemente, de personas provenientes de la zona turco-anatólica y de las estepas centroeuropeas. Esto demuestra que el sustrato poblacional antiguo se vio reforzado con campesinos europeos, «aunque la pervivencia de ADN paleolítico autóctono es mayor en Ardales que en otros territorios de la Península Ibérica», según apunta el investigador.
Así, los enterramientos hallados en la cavidad malagueña pertenecen a la época neolítica (con un clima mucho más suave), cuando se desarrollaron los modos de vida relacionados con la agricultura y la ganadería. «A Alemania enviamos solo varias muestras dentales, los cráneos completos se pueden ver en el Centro de Interpretación de la Prehistoria en Ardales», indica Cantalejo.
Esta confirmación científica supone un refuerzo para los estudios del Arte rupestre Paleolítico del Mediterráneo español, ya que se demuestra que tras la glaciación estos territorios no se despoblaron. Es otro de los estudios realizados en el marco del Proyecto de Investigación Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba, un proyecto dirigido por los profesores José Ramos Muñoz de la Universidad de Cádiz y Gerd Christian Weniger de la Universidad de Colonia, con la colaboración de los ayuntamientos de Ardales, Teba y más de cuarenta investigadores e investigadoras internacionales.
Este hallazgo se suma a una larga lista de descubrimientos protagonizados por la Cueva de Ardales en los últimos años: la revista científica Plos One, editada en Estados Unidos, sacó a la luz un amplio repertorio cronológico obtenido mediante la aplicación de varios métodos científicos, que demuestran que los niveles arqueológicos excavados están vinculados con las visitas espeleológicas de Neandertales para la realización de actividades relacionadas con el arte desde hace más de 60.000 años. En 2018, la revista Science publicó las dataciones del arte rupestre arcaico de la cavidad malagueña, rompiendo el techo de 40.000 años para el origen del arte humano.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.