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Cuatro grandes puntos de vertidos de aguas residuales, y hasta una decena si se contabilizan otros de menor intensidad procedentes de diseminados, convierten el río Guadalhorce en el sumidero al que va a parar la carga contaminante que generan los vecinos de Cártama, Coín y ... Alhaurín el Grande. Dos de ellos lo hacen directamente al cauce del río más importante de la provincia, como son los provenientes de los núcleos de Cártama y Estación de Cártama (en la imagen que ilustra este artículo), mientras que Alhaurín el Grande y Coín lo hacen en arroyos y ríos que desembocan en el Guadalhorce.
En Coín, el principal vertido llega al arroyo Pereila, en la zona del colegio Carazony –en el casco urbano–. Estas aguas acaban en el río Grande, afluente directo del Guadalhorce. En Coín hay otros otros dos puntos en los que el agua sin depurar acaba en los ríos, pero según indican desde el Ayuntamiento son de «contaminación baja». La operación Vastum, con la que el Seprona está estudiando la gravedad de la falta de depuración de la provincia, se define el vertido de Coín como un punto especialmente crítico por la cantidad de litros que llegan al cauce (15 por segundo). En Alhaurín el Grande, el principal caño de agua sucia se vierte en el arroyo de La Villa, que es también afluente del Grande. En el puente del río Fahala también hay otro punto de propagación de aguas fecales, aunque de menores dimensiones proveniente de una zona urbanizada aislada del resto del casco urbano.
El nuevo Gobierno andaluz quiere desmarcarse de la falta de agilidad de sus antecesores a la hora de completar el mapa de la depuración en la provincia y asegura estar trabajando para que el vertido cero de aguas residuales sea una realidad cuanto antes, toda vez que el principal escollo, que es el económico, está salvado con los más de 700 millones de euros que la Junta viene recaudando desde mayo de 2011 a través del canon de depuración que se aplica en el recibo del agua de todos los andaluces –la depuración de aguas es responsabilidad municipal, pero tanto la Junta como el Estado asumieron en un convenio la totalidad de las depuradoras restantes–. «Nuestra intención es emplear el canon al cien por cien para impulsar todas estas obras de depuración que quedan pendientes», asegura el delegado territorial de la Consejería de Medio Ambiente, Fernando Fernández, que además de por su nueva responsabilidad en la Administración regional es perfectamente conocedor del problema de los vertidos de aguas fecales al Guadalhorce ya que hasta hace unos meses era el alcalde de Coín. En este sentido, pone en valor la reciente entrada en servicio de la depuradora del bajo Guadalhorce, que de momento trata la carga contaminante de Pizarra y Álora, y que en unos meses hará lo propio con las de Coín, después de que las fuertes lluvias del pasado otoño se llevaran por delante casi tres kilómetros de colectores construidos para trasladar el caudal de este municipio hasta la estación de tratamiento ubicada en Pizarra.
También se muestra optimista con respecto a la futura depuradora del área metropolitana (Málaga Norte), prevista en la capital y que asumirá las aguas de los dos grandes municipios de la comarca del Guadalhorce que siguen vertiendo directa o indirectamente al río: Alhaurín el Grande y Cártama. Si se cumplen las previsiones anunciadas a finales de marzo precisamente en Cártama por el presidente andaluz, Juanma Moreno, el proyecto de ejecución estará listo antes del verano, con lo que las obras (valoradas en unos 74 millones) podrían salir a concurso «inmediatamente» con el objetivo de que puedan arrancar a comienzos de 2020 y estar listas a lo largo de 2022. El tiempo lo dirá. Mientras tanto, las aguas residuales de ambas localidades seguirán contaminando el río Guadalhorce.
La posición de los alcaldes de los tres grandes municipios que vierten sus aguas sin depurar al municipio es compleja. La competencia en materia de depuración de aguas es de los municipios, pero el convenio de 2006 suscrito por la Junta de Andalucía y el Estado, en el que ambas administraciones asumen la ejecución de las depuradoras que faltaban por hacer en la comunidad autónoma, les deja fuera de la ecuación.
Por ello, el alcalde de Cártama, Jorge Gallardo;el de Coín, Francisco Santos y la regidora de Alhaurín el Grande, Teresa Sánchez, piden a la Junta que aceleren los plazos para poner fin a un problema que, a ojos de Gallardo, es «de extrema gravedad». El primer edil de Cártama considera que no todos los municipios han puesto siempre todo el ímpetu que podrían. Coincide con él Sánchez –recién llegada al cargo–, que considera que el Ayuntamiento de Alhaurín el Grande «se acomodó» porque las competencias estaban asumidad por la Junta. En el caso de Coín, Santos asegura que el municipio ha sido «muy exigente» desde el mandato del año 2011.
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