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Ha pasado un mes y medio desde que la pequeña Lucía Vivar desapareció la noche del 26 de julio en las inmediaciones de la estación de Pizarra. Horas después su cuerpo fue hallado a 4,2 kilómetros de distancia en las vías del ... tren. Pese al tiempo pasado, el caso sigue teniendo su principal incógnita sin resolver: ¿pudo la niña caminar todo el recorrido, de noche y por las vías, sola? Los familiares de la pequeña se muestran reticentes a creer esta hipótesis. La abogada de la familia, Ana Belén Ordóñez, explicó ayer en la rueda de prensa convocada a los medios que su interés no es contradecir la hipótesis oficial, sino intentar averiguar la verdad.
La letrada añadió que hay diferentes puntos del recorrido en los que la niña debería haberse encontrado con alguien, y en principio no fue así. El abuelo de la pequeña, Francisco Hidalgo, que se mostraba visiblemente afectado, comentó que «Lucía era muy espabilada pero a la vez muy asustona».
Ordónez explicó que el despacho Ley 57 tiene cinco abogados trabajando en el caso con dedicación plena. «Confiamos en la investigación, entendemos que son ellos los que tienen las herramientas para alcanzar la verdad, pero la familia tiene derecho a participar de manera activa en el procedimiento».
Asimismo, tras dejar claro que no cejará en su empeño para conocer todos los detalles del caso, anunció que solicitará una reconstrucción formal del suceso, para la cual «lo ideal sería contar con una niña de las mismas características, aunque entendemos que es muy complejo».
Ante la pregunta de una periodista sobre qué les llevaba a creer que la pequeña Lucía no podía hacer sola el recorrido, Ana Belén le respondió invitando «a quien quisiera» a hacer el recorrido por las vías del tren para comprobar la dificultad del terreno.
La abogada se refirió a la reconstrucción particular de los hechos que efectuó el equipo legal de la familia junto a una serie de especialistas en criminología. Las conclusiones de dicho estudio no hacen más que dar solidez a las dudas que han presentado desde el principio con respecto a la hipótesis de que la niña se fuera sola, caminara hasta cansarse y se acurrucara en las vías del tren donde fuera golpeada mortalmente por un vagón. También hizo hincapié en las grabaciones de las cámaras de seguridad que muestran a Lucía alejándose por sí misma de la estación: «Hay que recordar que esas imágenes fueron captadas a escasos metros de donde estaba su familia, de ahí en adelante no sabemos más». Además, subrayó que puede apreciarse al padre de la menor caminando en la misma dirección a los pocos minutos, por lo que debería haberla alcanzado a los pocos metros, según las investigaciones particulares que ha encargado la defensa.
Ordóñez también cuestionó la rapidez con la que las fuerzas de seguridad comenzaron a catalogar el caso como un hecho fortuito: «Habían pasado 40 minutos desde que encontraron el cuerpo sin vida y ya hablaban de un accidente». Con respecto a la labor de los investigadores, la letrada mostró en varias ocasiones su confianza al trabajo que están haciendo y que realizarán, aunque ha admitido que «faltan por presentar muchos informes, como el biológico o el definitivo de la autopsia».
Por último, preguntada por la posibilidad de que una tercera persona interviniera en la desaparición o en la muerte de la menor, la abogada reiteró que «desde el principio» han cuestionado que recorriera esa distancia por su propio pie, dejando entender que desde la representación legal de la familia consideran esa opción: «Hay cuatro kilómetros y doscientos metros que son pura incógnita».
Por su parte, Francisco Hidalgo fue más directo a la hora de cuestionar la hipótesis del accidente: «Alguien se la llevó, si no que venga el cargo más alto de la Guardia Civil e intente convencerme, porque yo a mis 63 años no me creo nada». También cuestionó otras de las decisiones que se tomaron sobre el terreno durante la búsqueda, como el hecho de que no se detuvieran los trenes hasta que se hubiera revisado por completo las vías colindantes. «Se lo dije al Guardia Civil con el que hablé, si el tren pasaba, yo me tiraba a la vía, pero me dijo que no me preocupara porque ya habían dado el aviso».
Hidalgo concluyó diciendo que tenía «muchas preguntas en la cabeza», y «muchas cosas que decir», algo que hará «cuando todo acabe». «Tenemos la certeza de que nunca más veremos a nuestra niña, pero ojalá que ninguna familia pase por lo que estamos pasando nosotros, tenemos un gran remordimiento por dentro porque todo son incógnitas y no sabemos nada».
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