La Mancomunidad de Municipios de la Sierra de las Nieves ha encargado un estudio a la Universidad de Málaga (UMA) para evaluar los efectos de la instalación de macroplantas solares en la comarca. El informe, elaborado por un equipo multidisciplinar de investigadores, desaconseja estos proyectos ... debido a los múltiples riesgos potenciales que implicarían para el territorio, entre ellos el aumento de la temperatura, el excesivo consumo de agua, el desplazamiento de actividades agrícolas y ganaderas esenciales para el empleo, el impacto en la biodiversidad y el riesgo de erosión del suelo.
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Según los investigadores, estas instalaciones podrían entrar en conflicto con la Reserva de la Biosfera de la Sierra de las Nieves, generando una transformación drástica del modelo productivo local. «Este tipo de proyectos desplazan actividades tradicionales fundamentales para la sostenibilidad económica y social de la zona», detalla el informe.
El presidente de la Mancomunidad, José Miguel Marín, explicó que la investigación fue motivada por la alarma social surgida en torno a los proyectos de macroplantas solares. Marín subrayó que el objetivo es aportar «evidencias científicas que fomenten un debate público fundamentado y la adopción de medidas con argumentos sólidos».
Uno de los aspectos más preocupantes revelados por el estudio es el elevado consumo de agua que requerirían estas instalaciones. Basándose en parámetros del Massachusetts Institute of Technology (MIT), los investigadores estiman que las tareas de limpieza de los paneles solares podrían suponer un gasto superior a 56 millones de litros de agua anuales en instalaciones proyectadas de más de 30 MW. Además, esto afectaría negativamente a las aguas superficiales, a las escorrentías y aumentaría la erosión del suelo, incrementando la vulnerabilidad del entorno ante lluvias torrenciales.
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Por otro lado, se señala que las grandes extensiones cubiertas por paneles solares podrían generar el fenómeno de «isla de calor local», aumentando la temperatura del área en más de 3 grados durante los meses más cálidos, lo que tendría consecuencias significativas para la biodiversidad. El informe también advierte sobre los efectos económicos y sociales negativos de estas instalaciones. Los investigadores destacan que este modelo de macroplantas depende de actores externos tanto a nivel financiero como tecnológico. Esto genera una creación de empleo limitada, temporal y altamente tecnificada, lo que excluye a gran parte de la población local.
«Los beneficios económicos tienden a concentrarse fuera del territorio, mientras que los impactos negativos, como la pérdida de diversidad productiva, el deterioro del paisaje y las tensiones sociales, recaen sobre las comunidades afectadas», explican los expertos. Esta dinámica convierte a las áreas rurales en lo que los investigadores denominan «territorios de sacrificio».
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El equipo de la UMA propone apostar por modelos alternativos que generen prosperidad y valor ecológico para las comunidades locales. Según el estudio, la energía debería producirse en los lugares donde se consume, para evitar pérdidas de eficiencia en el transporte eléctrico. Recomiendan, además, la implantación de comunidades energéticas que vinculen la producción eléctrica a explotaciones agrarias y actividades de turismo sostenible.
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