Hace unos meses ya fue declarado como el primer enclave de España acreditado como zona cardioasegurada por el Servicio Andaluz de Salud al darse a conocer que sería el primer sendero con desfibriladores en su recorrido y este martes, ha dado un paso más en ... su seguridad. Lo ha hecho con la presentación de un estudio pionero sobre desprendimientos de rocas en el Caminito del Rey desarrollado por instituciones como las universidades de Granada y de Jaén y el Instituto Geológico y Minero de España-CSIC. El objetivo del estudio presentado esta mañana en la Diputación de Málaga, organismo que lidera junto a la UTE Caminito del Rey este proyecto, es incrementar la seguridad en el enclave teniendo en cuenta que ya se han vivido algunos episodios previos de desprendimientos como el que tuvo lugar en 2022 en la zona norte del enclave por unas lluvias muy intensas que llevó al cierre temporal de la zona hasta que se arregló.
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«Se ha hecho un mapa en tres dimensiones en el que se ha recogido toda la fisonomía geológica del Caminito del Rey, identificándose un diagnóstico de dónde puede haber riesgos de desprendimientos para poder actuar sobre esos puntos con las medidas concretas que se determinan para minimizar el riesgo», ha explicado el presidente de la Diputación, Francisco Salado. En este sentido, el nuevo modelo digital que han creado los miembros del proyecto en menos de un año, dará a conocer cómo pueden ser los posibles desprendimientos, cómo pueden ser las distintas piedras, así como de qué forma puede afectar su caída al desprenderse. «Este estudio nos posiciona a la altura de un selecto grupo de estudios de renombre internacional, como es el caso de los realizados en el Parque Nacional de Yosemite, en Estados Unidos», ha afirmado el presidente, quien ha apuntado que este estudio forma parte del Sistema de Gestión Integral para la Seguridad y Salud del Caminito.
Por su parte, Jorge Pedro Galve, de la Universidad de Granada, ha explicado cómo una vez extraídas las conclusiones, el siguiente paso es reunirse con los responsables del Caminito para, con los datos obtenidos, ver qué requisitos se necesitan para la instalación de protecciones y otras estrategias que serán adaptadas a cada tramo del Caminito para reducir ese peligro. «Este es el primer paso en la gestión del riesgo, es decir, sabiendo que alguna vez ha habido desprendimientos, ahora podemos identificarlos y saber dónde es más probable que se produzcan», ha explicado.
Los resultados del estudio se fundamentan la creación de un modelo tridimensional de alta resolución–un desafío inédito hasta la fecha debido a la amplia extensión del área investigada–, la recopilación, tratamiento y elaboración de información geológica de alta calidad, impulsada por niveles destacados de innovación tecnológica, que ha permitido alcanzar un profundo conocimiento del entorno; y la implementación de adaptaciones específicas de la tecnología más avanzada a nivel mundial en simulación de desprendimientos.
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En este sentido, el modelo 3D no sólo ha facilitado la investigación, sino que también ha dado lugar a la identificación de una georreferenciación precisa de todos los puntos del Caminito del Rey, mejorando la cartografía geológica y las coberturas del suelo de la zona. Gracias a esto, se ha elaborado un Modelo de Susceptibilidad de Desprendimientos que proporciona, entre otros resultados, los llamados 'Mapas de susceptibilidad ante desprendimientos', que abarcan tanto las 'Áreas fuente de desprendimientos' como los 'Puntos potencialmente inestables'.
Salado ha remarcado que este documento es una herramienta «valiosísima» porque sienta las bases para aumentar aún más la seguridad de este espacio, que recibe cada año a más de 370.000 visitantes procedentes de todo el mundo, según ha detallado Francisco Vázquez, gerente de la UTE Caminito del Rey (Sando, Mundo y Salzillo). «Esto no es solo un inventario digital, cuando hablamos del término susceptibilidad, hablamos de distribución espacial, se ha determinado espacialmente las zonas probables donde pueden suceder desprendimientos», ha añadido por su parte Roberto Sarro, del Instituto Geológico y Minero de España-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IGME-CSIC).
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El proyecto ha contado con la implicación de siete entidades distintas de ámbito nacional e internacional, doce especialistas, un total de 1.600 horas de trabajo de gabinete y un análisis de un área de 2 kilómetros cuadrados y 3.200 metros de trazado y alrededor de 100 simulaciones numéricas. Todo ello para reforzar la seguridad del Caminito del Rey y situarlo en el más alto nivel de investigación sobre desprendimientos de rocas en el ámbito internacional.
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