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En un lugar de la UCI del Hospital de Antequera, hay un enfermero soñador que cabalga de blanco para enfrentarse al virus de cuyo nombre no quiere acordarse, con el propósito de viajar al Siglo de Oro para mostrar a sus vecinos cómo se vivía, ... comía y bebía en la época del Quijote de Cervantes.
José Javier Santos Pérez (Málaga, 1966) trabaja desde el 2015 en la unidad de críticos del centro sanitario. Tiene una colección de 130 ediciones de la obra universal. «La más antigua de 1750 que encontré en una librería de segunda mano; luego una de 1868, la que siempre ha estado en casa, la que más cariño le tengo por el hecho de haber crecido con ella».
Se ofreció al Ayuntamiento para promover la obra de la literatura española y se consiguió entrar en la Red de Ciudades Cervantinas «por derecho propio porque Antequera aparece en El Quijote y en Rinconete y Cortadillo, lo que evidencia que la conocía y estoy seguro que en algún momento se encontrará un documento que certifique que estuvo aquí».
De sus personajes, lo tiene claro: «Es complicado elegir uno, pero quizá sea más Sancho por el tono bonachón, quien va siempre detrás de Don Quijote, intentando ayudarle». Y más tras estos dos años en su trabajo en la que compara lo padecido con la obra de Cervantes. «La pandemia tiene esa lucha desigual que tuvo Don Quijote con gigantes, con encantadores, con monstruos... Al final, aunque sea en su cabeza, siempre ganaba».
Jornadas quijotescas
Esta semana arranca en la ciudad una serie de actividades inspiradas en la época cervantina como una cata quijotesca. «Habrá una selección de vinos sacados de las páginas de Cervantes al que consideraban un experto en ellos. Tendremos vinos de Senda de San Martín de Valdeiglesias que eran los más famosos».
También restaurantes expondrán recetas que se mantienen hoy en día o cocina en vivo. «Lo que cambió fueron los alimentos que se trajeron de América, ya que hasta el siglo XVIII no se asentaron. Fue cuando se incluyeron la patata, la caña de azúcar para endulzar o el tomate».
En unas conferencias expondrán cómo platos como las migas surgen como «la comida del pobre, sin chorizo, ni huevos, ni ajo como ahora. Se hacían para aprovechar el pan duro». Y la importancia del vino. «Ten en cuenta que en esa época el agua no se bebía porque era insalubre, por lo que el vino estaba presenta desde muy pequeños».
La gastronomía es parte de la narrativa del libro como expone Cervantes en el inicio tras la célebre frase: «Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos».
Un mes que terminará con la ruta de la tapa, el germen de esta iniciativa quijotesca. Santos espera que se pueda aprender del Siglo de Oro y respetar la lengua que como dijo Joaquín Sabina en un congreso de la lengua española: «Mi patria es la lengua española». A lo que él añade: «Mi bandera es la palabra». Aboga por utilizar nuestra lengua antes que palabras de otros lugares.
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